WASHINGTON.- El Consejo Permanente de OEA no logró este lunes un consenso entre sus 33 miembros para efectuar una declaración sobre Honduras tras más de 10 horas de debates.
Los representantes ante la organización se separaron sin lograr una declaración final por desacuerdos sobre si se puede reconocer al vencedor de las elecciones generales programadas para el 29 de noviembre, o sobre el lenguaje de condena al régimen de facto.
El presidente del Consejo, el representante chileno Pedro Oyarce, y el secretario general, José Miguel Insulza, divulgaron una declaración común, que no compromete al Consejo, según la cual "exigen el respeto a la inviolabilidad" de las embajadas diplomáticas en el país.
El depuesto Mandatario Manuel Zelaya, que entró clandestinamente al país el pasado lunes, se mantiene refugiado en la embajada brasileña, desde donde ha denunciado un acoso constante de parte del Gobierno de facto.
Oyarce e Insulza reafirmaron "su decisión de seguir haciendo todos los esfuerzos tendientes a la búsqueda de una solución pacífica a la crisis hondureña", según leyó a la prensa el propio presidente del Consejo.
Poco antes, el régimen de facto hondureño anunció que volvía a invitar a una misión de altos funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA) para preparar la llegada posterior de un grupo de cancilleres.
Esa misión de altos funcionarios podría viajar a Tegucigalpa este viernes, según fuentes diplomáticas bajo anonimato.Cinco altos funcionarios de la organización que llegaron el domingo al aeropuerto de Tegicugalpa fueron retenidos, y cuatro de ellos expulsados.
La aparente victoria diplomática de la OEA para volver al país centroamericano contrastó con la clara división interna en su sede en Washington.
La sesión fue pública en un momento inicial, pero luego los embajadores decidieron continuarla a puerta cerrada para intentar lograr un acuerdo, sin éxito.
El representante alterno estadounidense ante el organismo, Lewis Amselem, calificó durante los debates de "irresponsable e idiota" la decisión de Zelaya de volver a su país, lo que generó fuerte controversia.