TEGUCIGALPA.- El retorno al poder de Manuel Zelaya, el último punto que separa a golpistas y partidarios del presidente depuesto de Honduras, centraba este miércoles una negociación que el Ejército estima que llevará pronto al fin de la crisis política.
Bajo presión por el plazo que vence el jueves puesto por Zelaya para llegar a un acuerdo y tras una semana de diálogo, los negociadores barajan propuestas en torno al tema central del Acuerdo de San José, tras ser acordados siete de los ocho aspectos de fondo del plan del presidente costarricense Oscar Arias.
"Tengo una posición muy serena, porque tengo fe frente a la vida, pero tengo que desconfiar de mis adversarios" mientras no se llegue a acuerdo, afirmó a la AFP Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil desde que regresó en secreto a su país el 21 de septiembre.
El líder de 57 años dijo que sólo aceptará su restitución si el gobierno de facto de Roberto Micheletti accede a que sea antes de las elecciones del 29 de noviembre.
"Elecciones sin restitución del presidente constitucional sería una legitimación, un permiso para dar más golpes de Estado", comentó Zelaya, tras recordar que la comunidad internacional se niega a reconocer los comicios si son organizados bajo el régimen de facto.
Claves en el golpe, los militares avizoran el fin del conflicto, pero están evaluando los riesgos de las propuestas de arreglo, dijo el miércoles el máximo jefe militar del país, general Romeo Vásquez.
"Hemos avanzado bastante (...) las crisis siempre tienen su final, tienen su comienzo, su parte más álgida, también su final", declaró Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
La cercanía del desenlace aumentó la tensión. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a la partes a "evitar distracciones en este momento crítico de las negociaciones", tras aclarar que su posición sobre la restitución de Zelaya es "estrictamente" la misma de "condena al golpe de Estado".
"Esperamos que hoy mismo se resuelva. No podemos dar más largas a la situación. El país ya no aguanta más", dijo Mayra Mejía, ministra de Trabajo de Zelaya y una de sus tres representantes en la mesa.
John Biehl, quien encabeza la misión de Organización de Estados Americanos (OEA) que verifica el diálogo, dijo tener "entendido que hay propuestas" sobre la mesa.
"Creo que van a encontrar, por difícil que sea, un camino adecuado para que todos volvamos a entendernos. Han discutido con mucha franqueza, se han puesto de acuerdo en la forma en que lo van a discutir y no están eludiendo nada", estimó.
Está ya acordado un gobierno de unidad, la renuncia de Zelaya a convocar una Asamblea Constituyente, la comisión verificadora del pacto, no adelantar las elecciones ni aplicar amnistía, traspasar el mando de los militares al tribunal electoral previo a los comicios y pedir revocatoria de las sanciones que impuso la comunidad internacional tras el golpe.