MANILA.- Las autoridades de Filipinas elevaron hoy a 858 las víctimas mortales de las inundaciones y avalanchas causadas por las dos tormentas tropicales que en menos de un mes han golpeado el norte del archipiélago.
El Consejo Nacional para la Coordinación de Desastres Naturales indicó que el balance de muertes como consecuencia de los tifones "Parma" y "Ketsana", incluye a 89 personas que han fallecido por la leptospirosis, una enfermedad asociada al agua contaminada por la orina de la rata.
"Parma", que a lo largo de diez días tocó tierra hasta tres veces en la mitad norte de Luzón, causó 438 muertos y dejó 51 personas desaparecidas.Además, afectó a 4,1 millones de personas, de las que unas 32.000 continúan en centros de acogida.
Por su parte, el "Ketsana", que inundó cerca del 80 por ciento de Manila, la capital, dejó tras de sí un rastro de 420 fallecidos y 37 desaparecidos.
El Gobierno filipino puso ayer domingo en alerta a sus servicios de prevención de desastres y asistencia, en respuesta al tifón "Lupit", que se aproxima al norte del archipiélago.
Según el servicio nacional de meteorología, el tifón "Lupit", con vientos de hasta 160 kilómetros por hora, está a menos de mil kilómetros de distancia de la costa este de la isla de Luzón, a la que llegará en las próximas 48 horas si mantiene su dirección actual.
En un comunicado, el Consejo Nacional para la Coordinación de Desastres Naturales indicó que los gobiernos provinciales han recibido la orden de evacuar a la población de las áreas de mayor riesgo, tener preparados a los equipos de rescate y organizar la distribución de ayuda básica.
Las autoridades filipinas estiman que el valor total de los daños causados por los dos temporales superan los 23.000 millones de pesos (unos 500 millones de dólares ó 338 millones de euros), y el Gobierno ha creado una comisión que determinará la cantidad de ayuda que se pedirá a los donantes internacionales.
Varios expertos han identificado el chabolismo descontrolado como el principal factor de estos desastres naturales que afectan a Filipinas, donde han quedado en evidencia el pésimo estado de las infraestructuras, así como la falta de preparación y medios de los que dispone las autoridades para responder a las emergencias.
Entre 15 y 20 tifones y un sinfín de temporales y sistemas de baja presión suelen pasar cada año por Filipinas durante la estación lluviosa, que transcurre entre junio y diciembre.