Hoy comenzaron los funerales de las víctimas.
EFEBAGDAD.- Las fuerzas de seguridad iraquíes bloquearon hoy las calles en torno de la capital y efectuaron minuciosas inspecciones callejeras, mientras las autoridades investigaban cómo dos vehículos cargados de explosivos pudieron sortear ayer los puestos de seguridad y dejar un tendal de 155 muertos en una de las zonas supuestamente más seguras de la ciudad.
Los peores ataques en el país en más de dos años hicieron blanco en el Ministerio de Justicia y la Administración Provincial de Bagdad en el corazón de la capital, lo que pone en duda la capacidad del gobierno nacional para protegerse a medida que se prepara para las elecciones de enero y el retiro de los soldados estadounidenses.
Los temores de que se sucedan los ataques mortíferos provocaron indignación por la falta de seguridad.
"Hoy hemos venido a trabajar pese a nuestro temor", dijo Siham Abdul-Karim, un empleado del Ministerio de Cultura cerca de los edificios atacados. "Todos nos preguntamos cómo pudieron llegar los automóviles con explosivos", agregó.
La cifra de muertos ascendió a 155 y de heridos a unos 500, según las autoridades.
La investigación inicial sugiere que los vehículos pudieron haber traspuesto algunos puestos de control antes de llegar a destino, dijo el mayor general Qassim al-Mousawi, un vocero en el centro de comando operativo de la municipalidad. Las autoridades están revisando las filmaciones de las cámaras de seguridad en el lugar.
La furgoneta que estalló cerca del Ministerio de Justicia llevaba una tonelada de explosivos, halló la investigación inicial. La segunda, que estalló cerca de la Administración transportaba unos 700 kilos de explosivos.
El ministro del Interior, Jawad al-Bolani, dijo que hubo 76 arrestos hasta ahora, pero no especificó si se supone que tuvieron que ver con los ataques, a pocas cuadras de la Zona Verde fortificada.
"Éste es un acto terrorista", afirmó al-Bolani. Instó a todas las fuerzas políticas a cooperar y ayudar a las fuerzas de seguridad iraquíes.
La calle donde se produjeron las explosiones había sido reabierta al tránsito vehicular hace seis meses.
El Primer Ministro, Nuri al-Maliki, ha puesto en juego su reputación y su intento reelectoral con la promesa de devolver la paz a la nación, pero hoy el dolor se tornó en indignación cuando muchos se preguntaron si el gobierno podrá garantizar la seguridad.
"Esta explosión indignó a la gente", comentó Ahmed Hassan, un empleado en el Ministerio de Educación. "La gente no reelegirá a este gobierno", agregó.
Los ataques coordinados fueron los más mortíferos desde que una serie de ataques dinamiteros masivos en el norte de Irak mataron a unos 500 pobladores de la secta minoritaria yazidi en agosto de 2007. En Bagdad fue el peor ataque desde abril del mismo año cuando hubo 183 muertos en vecindarios chiitas.