BOGOTÁ.- Las diócesis católicas de Cúcuta (Colombia) y San Cristóbal (Venezuela) refrendarán el próximo lunes la hermandad de sus pueblos con un partido de fútbol entre sacerdotes de uno y otro lado de la frontera.
"Los jugadores son puros presbíteros", dijo el director de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta, el prelado José Elver Rojas, responsable de esta iniciativa junto al obispo local, Jaime Prieto Amaya.
Rojas precisó en declaraciones por teléfono que cada diócesis se hará presente en el estadio cucuteño General Santander, que será el escenario del juego, con una nómina de veinte sacerdotes, suficiente para los cambios o relevos que sean necesarios.
A la cabeza de cada equipo estará su respectivo obispo, que en el caso de la venezolana San Cristóbal (estado Táchira) es Mario Moranta.
El partido amistoso se jugará en dos tiempos de cuarenta minutos cada uno y será pitado por tres árbitros profesionales facilitados por la instituto público de deportes de Cúcuta, que es la capital del departamento de Norte de Santander.
"Será un encuentro para decir que todos en la frontera somos hermanos, somos una sola familia y que a pesar de las desavenencias somos una sola familia", expresó Rojas.
El portavoz de la Diócesis de Cúcuta enfatizó que el juego ha sido asumido más como "un signo de integración y de paz" entre los países, por lo que los organizadores invitaron a las comunidades de una y otra parte del límite a que vayan al estadio vestidos de blanco, "como signo de pureza y de los corazones que aman la paz, para los cuales es inconcebible cualquier confrontación armada".
El mensaje ha sido reunido en la frase "porque en esta zona de frontera somos amigos de la paz y por encima de cualquier inconveniente somos una sola familia", adoptada como lema del partido eclesiástico de fútbol.
La idea de la actividad deportiva surge en un momento de creciente tensión entre los Gobiernos de Caracas y Bogotá, que se ahondó el pasado domingo, con el llamamiento a "prepararse para la guerra" que el Mandatario venezolano, Hugo Chávez, hizo a sus compatriotas.
Aunque Chávez lo matizó el pasado miércoles, su convocatoria fue recibida como una amenaza por el Gobierno del Presidente colombiano, Álvaro Uribe, que llevó el caso a los ámbitos de la ONU y la OEA.
