BUCAREST.- Rumania celebra este domingo elecciones presidenciales que se presumen cruciales para el desarrollo económico del país, uno de los más pobres de la Unión Europea y también uno de los más corruptos.
El actual Presidente Traian Basescu ostenta una leve ventaja sobre su rival socialdemócrata, Mircea Geoana, insuficiente sin embargo para garantizar su victoria en la primera vuelta.
Gane quien gane, deberá ser restaurar la confianza de los inversores y de las instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya ayuda será imprescindible para rescatar al país balcánico de la crisis.
Junto a las presidenciales, se celebra también un referéndum en el que se preguntará a los rumanos si quieren unificar ambas cámaras del Parlamento, una propuesta realizada por Basescu.
Según el actual presidente, supone una garantía adicional para acelerar el programa de reformas que estará obligado a abordar el triunfador de los comicios, el cual gozará de un margen de acción ampliamente relativo para imponer sus ideas: el ganador tendrá derecho a designar a los dos próximos primeros ministros y a aprobar la coalición de gobierno que se formará tras las elecciones.
Las estimaciones del Gobierno -las mas optimistas que se manejan- anticipan una reducción en la economía del 8,8 por ciento con un déficit presupuestario que podría llegar al 7,2 por ciento, según cifras divulgadas por el Financial Times.
Este golpe llega después de cierto período de bonanza que ha llegado definitivamente a su conclusión. "En 2008 registramos el crecimiento del PIB más alto de toda nuestra historia", apunta el socio del Grupo de Análisis Económico, Liviu Voinea. "Ahora nos hemos caído de la cima. Podríamos caer hasta un 10 por ciento este año", advierte.
Rumanía está pagando la indolencia del fallecido dictador Nicolas Ceaucescu, quien ignoró sistemáticamente numerosos proyectos de cooperación económica internacional que han desarrollado la economía de los países vecinos. El PIB rumano sólo alcanza el 15 por ciento de la media de la UE en comparación con el 25 por ciento de Polonia o el 35 por ciento de Hungría.