LONDRES.- El ex Primer Ministro británico Tony Blair será interpelado por un "devastador" memorando oficial que le había advertido que la guerra de Irak era ilegal ocho meses antes de que el mandatario decidió enviar a las tropas a Bagdad, en marzo de 2003.
La pesquisa británica presidida por el ex funcionario John Chilcot sobre el conflicto bélico iraquí considerará una carta enviada por el lord Peter Goldsmith, por entonces principal consejero legal de Blair, advirtiéndole al jefe del gobierno británico que derrocar a Saddam Hussein violaba las leyes internacionales.
Según informó hoy el dominical inglés Mail on Sunday, Blair decidió rechazar los consejos del lord Goldsmith y en cambio dio instrucciones para que su colega fuera excluido de las reuniones ministeriales.
Goldsmith supuestamente perdió varios kilos y se quejó de haber sido excluido por Blair y sus dos consejeros principales, el lord Charles Falconer y la baronesa Delyth Morgan. De acuerdo al reporte, Blair tampoco le informó a sus ministros de la advertencia legal, temiendo una "revuelta anti-guerra".
El lord Goldsmith amenazó con renunciar a su puesto por el tema, pero fue "presionado" para que diera marcha atrás. Eventualmente aceptó modificar su consejo legal al gobierno y apoyó la invasión a Irak.
Pero según el Mail on Sunday, su consejo fue radicalmente diferente en julio de 2002, cuando los ministros fueron informados que Londres y Washington planeaban un "cambio de régimen" en Irak.
El lord Goldsmith le escribió el memorando a Blair el 29 de julio de ese año, detallando las dificultades legales de un plan de invasión, que aparentemente el Mandatario británico y el por entonces Presidente estadounidense, George W. Bush, ya habían sellado.
La guerra de Irak, también llamada por Washington "Operación Libertad Iraquí", es un conflicto que comenzó el 20 de marzo de 2003 cuando el gobierno norteamericano dirigió una coalición multinacional compuesta por Estados Unidos y el Reino Unido con el apoyo de tropas más pequeñas de Australia, España, Dinamarca, Polonia y otras naciones.
La campaña llevó al derrocamiento del gobierno del Partido Baaz y la ejecución de Saddam Hussein, además de generar una crisis humanitaria con abusos de derechos humanos, víctimas civiles y refugiados, la destrucción de valiosísimo tesoro arqueológico, un incremento de la insurgencia iraquí y estallido de la guerra civil, como también daños a la infraestructura y privatización de los servicios iraquíes.
La guerra provocó la muerte de 30.173 civiles, 4.645 soldados de la coalición y 1.022 contratistas, y de 31.000 heridos estadounidenses, en su mayoría soldados.