WASHINGTON.- La mejor manera de evitar que los intrusos comparezcan es incluirlos en la lista de invitados, como comprobó hoy el comité del Congreso que investiga cómo una pareja de advenedizos se pudo colar en una cena de Estado en la Casa Blanca.
La pareja, Tareq y Michaele Salahi, estaban citados hoy a la audiencia del comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, después de que el 23 de noviembre pasado consiguieran estar presentes, pese a no figurar en las listas, en la cena que el Presidente de EE.UU., Barack Obama, ofreció en honor del Primer Ministro indio, Manmohan Singh.
Los Salahi argumentaron, según sus portavoces, que "no hay nada que puedan hacer para ayudar más al Congreso" pues ya han explicado su versión, ésta es que sí creían estar invitados.
Aún no está claro qué es lo que sucedió exactamente con esta pareja relativamente conocida en los círculos sociales de Washington, pero con aparentes problemas de dinero, sumida en una batalla legal con su familia y aspirante a participar en un "reality show".
Según se ha dado a conocer en los últimos días, los Salahi se contactaron con una alta funcionaria del Pentágono, Michelle Jones, para tratar de conseguir invitaciones al evento, uno de los festejos más importantes del año en la capital estadounidense.
En una serie de correos electrónicos que dio a conocer la cadena de televisión ABC, la alta funcionaria indicaba que era imposible conseguir invitaciones pero sí trataría de conseguirlas para otro evento en la mañana.
Finalmente les dejó un mensaje en el teléfono el mismo día 23 para avisarles de que no estaban invitados a la cena.
Los Salahi aseguran que no llegaron a oír el mensaje a tiempo porque su teléfono se había quedado sin batería y fueron a la Casa Blanca "por si acaso".
Allí, los agentes del Servicio Secreto en el puesto de control en el perímetro del recinto, aparentemente presionados por la cola de distinguidas personalidades que se acumulaba, la lluvia y el hecho de que no estuviera presente ningún funcionario de la Oficina Social de la Casa Blanca, optaron por dejarlos pasar pese a que su nombre no aparecía en ninguna lista.
El caso amenaza con hacer rodar cabezas. El director del Servicio Secreto estadounidense, Mark Sullivan, quien sí compareció en la audiencia del Congreso, reveló hoy que los tres agentes que dejaron pasar a los Salahi han quedado en situación de baja administrativa y es posible que se les expulse del cuerpo.
Sullivan entonó un serio "mea culpa", al reconocer que sus agentes "tienen que acertar siempre al 100 por ciento". Los Salahi llegaron a saludar al Presidente, algo que ha hecho saltar las alarmas acerca de lo que hubiera podido pasar si en vez de unos simples arribistas sociales se hubiera tratado de un terrorista.
Obama y su esposa Michelle se encuentran "enfadados" por el incidente, según ha revelado su portavoz, Robert Gibbs.
La Casa Blanca ha anunciado cambios en su sistema de admisiones. A partir de ahora, un funcionario de la Oficina Social estará presente en los puestos de control, un sistema que ya se empezó a poner en marcha el martes pasado, en una fiesta para los voluntarios que ayudaron a colocar las decoraciones navideñas en la residencia presidencial.
Algunos dedos han empezado a apuntar hacia Desirée Rogers, la secretaria social de la Casa Blanca y una buena amiga desde hace 20 años de los Obama.
Rogers, en conjunción con el Secreto Servicio, según Sullivan, fue quien tomó la decisión de que no hubiera representantes de su oficina en el puesto de control, contrariamente a lo que había sido costumbre en anteriores administraciones.
La funcionaria, conocida por su pasión por la moda, figuraba entre los invitados a la cena, donde causó sensación por su vestido de una conocida marca de diseño japonesa.
Con todo, los Obama, según Gibbs, mantienen su confianza en Rogers y están "muy complacidos" con su gestión.
La secretaria social también estaba invitada hoy a la audiencia pero la Casa Blanca rechazó autorizar que compareciera, con el argumento de la separación de poderes.
El comité ha indicado que se planteará enviar una citación obligatoria a los Salahi y a Rogers para que acudan a declarar.
Quizá lo que tendría que plantearse es, simplemente, ofrecer unos canapés.