LA PAZ.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, cantó y bailó el jueves en un multitudinario y festivo acto de cierre de su campaña para los comicios generales del domingo, en los que buscará una reelección que casi nadie pone en duda.
Al menos medio millón de personas, según medios locales, se congregaron en el acto en la confluencia de las ciudades de La Paz y El Alto, reafirmando el favoritismo del presidente socialista, que parecía encaminarse a ganar también el control legislativo.
"El día domingo tenemos dos caminos: ir con el cambio para garantizar, consolidar, para profundizarlo y acelerarlo, o volver al pasado, al neoliberalismo", dijo Morales en la que fue la mayor concentración popular de su campaña, que incluyó un largo desfile de destacados artistas folklóricos y roqueros del país.
Según consigna Reuters, el gobernante, surgido de los sindicatos cocaleros y que se ha convertido en uno de los aliados clave del presidente venezolano Hugo Chávez, llamó a la unidad en torno a su proyecto de “refundación", con el que quiere sacar aceleradamente a Bolivia de su crónica pobreza.
"Este proceso no es del Evo Morales, es del pueblo boliviano (...), bienvenidos todas y todos", expresó.
Morales coronó así centenares de visitas a ciudades, pueblos y comunidades indígenas que, en los cuatro últimos meses, eclipsaron el tímido proselitismo de los candidatos opositores Manfred Reyes Villa y Samuel Doria Medina, quienes centraron sus discursos en la denuncia del riesgo de un “totalitarismo".
Casi todos los sondeos pronostican una fácil reelección del cocalero, quien saca provecho del buen desempeño de la economía local y recoge los frutos de sus nacionalizaciones en los sectores petrolero, minero y de telecomunicaciones, así como de populares bonos para escolares, ancianos y madres de familia.
Reyes Villa - quien según el Gobierno intentaría huir del país tras la elección para evitar un juicio por corrupción - dijo que aspira a una segunda vuelta, que se celebraría en febrero de 2010 si el más votado no logra mayoría absoluta o al menos un 40 por ciento, con 10 puntos de ventaja sobre el segundo.