COPENHAGUE.- Una entrada roja para favorecer el calentamiento global, otra verde para "votar a favor de la Tierra": los delegados que llegaban el lunes para la apertura de la 15ª Conferencia sobre el Clima de la ONU en Copenhague se encontraban ante la disyuntiva.
Situada en el camino que deben seguir los participantes, tras los controles al Bella Center, donde tiene lugar la conferencia, una alfombra gris representa una carretera con dos vías que separan para conducir a los portales rojo y verde instalados por la organización ecologista WWF.
¿Superstición o convicción? Nadie pasaba bajo el portal rojo, pese a los esfuerzos de dos jóvenes vestidos enteramente de gris que intentaban atraer a los visitantes con pancartas en las que podía leerse "protejan sus intereses".
Poco antes del inicio de dos intensas semanas de negociaciones, el inmenso centro de conferencias de la capital danesa se llenó de trajeados delegados, ajetreados periodistas y representantes de las organizaciones no gubernamentales con camisetas en las que pedían "un acuerdo ambicioso".
Los organizadores recibieron 34.000 peticiones de acreditación para una capacidad de acogida de 15.000 personas y el lunes cesaron de entregar pases a la prensa. Sólo los miembros de las delegaciones podían retirar sus tarjetas de entrada.
La conferencia, que se abrió el lunes en una espesa niebla en torno al Bella Center, debe permitir alcanzar un nuevo acuerdo mundial contra el calentamiento.
La organización de este cónclave, que se prolongará hasta el 18 de diciembre, costó más de mil millones de coronas (unos 198 millones de dólares, 134 millones de euros) a las autoridades danesas, de las cuales 600 millones para un dispositivo de policía que moviliza a la mitad de los efectivos del país.