WASHINGTON.- La agencia espacial estadounidense NASA lanzará recién el viernes un satélite equipado con tecnología que permite una sensibilidad sin precedentes para los infrarrojos, con lo que podrá detectar aquellos objetos que escapan a otros telescopios.
El Explorador de Reconocimiento de Gran Campo o WISE iba a ser lanzado hoy, miércoles, pero ahora partirá el viernes desde la base aérea de Vandenberg, en California.
Sin embargo, existe un 80 por ciento de probabilidad de que haya alta nubosidad o lluvias durante la ventana de lanzamiento, lo que podría obligar a una nueva postergación, dijo el pronosticador de la Fuerza Aérea capitán Andrew Frey.
A lo largo de los próximos nueve meses, en los que orbitará alrededor de los polos norte y sur, el satélite escaneará el firmamento en busca "de las estrellas más frías, los asteroides más oscuros y las galaxias más luminosas", señaló la NASA.
Lo que distingue a este telescopio de otros como el Hubble es su capacidad para leer cuatro longitudes de onda infrarroja "con una sensibilidad cientos de miles de veces mayor que la de sus predecesores", señala el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, con sede en Pasadena.
Las imágenes resultantes servirán como cartas de navegación para las enormes cámaras espaciales como el Hubble, el telescopio espacial Spitzer de la NASA, el Observatorio Espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA), así como los telescopios Sofia y James Webb, que serán lanzados en los próximos años.
"Con los infrarrojos podremos encontrar los oscuros asteroides que otras misiones pasaron por alto y aprender de toda la población", dijo Peter Eisenhardt, integrante del proyecto WISE del laboratorio.
Las enanas marrones, como se conoce a las estrellas fallidas, o las estrellas frías, podrían estar merodeando "delante de nuestras narices", quizá más cerca que la Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sistema Solar, señaló la NASA.
Para que el WISE mantenga su sensibilidad a la luz infrarroja es necesario que no emita rayos infrarrojos, por lo que sus detectores se congelan a temperaturas ultrafrías.