SIDNEY.- Las autoridades australianas comunicaron hoy que ya son 14 los muertos por las inundaciones en el estado de Queensland, que también han dejado 200.000 damnificados en la mitad oriental del país.
Un joven de 24 años fue tragado por una alcantarilla cuando intentaba visitar a su padre se convirtió en la primera víctima mortal de las riadas en Brisbane, la tercera mayor ciudad de Australia y donde de madrugada se produjo una nueva crecida del río.
Sin embargo, el nivel de éste se quedó un metro por debajo de los 5,5 del máximo previsto por las autoridades y que hubiera puesto en peligro a todo el área metropolitana, de dos millones de habitantes.
Ese alivio no evitó una enorme estela de destrucción y se mantiene un estado de alerta que se extiende a todos los estados de Australia excepto el territorio de la capital federal, Camberra.
Casi 14.500 casas y comercios de Brisbane están totalmente sumergidos, y otros 19.700 parcialmente inundadas, mientras 100.000 viviendas están sin electricidad y el suministro de agua potable es intermitente.
Partes de la ciudad amanecieron bajo un sol que salió por primera vez en los últimos días, pero luego volvió a llover.
En el resto, algunos residentes no podrán regresar a sus hogares hasta dentro de dos días; otros tendrán que esperar meses y los más desafortunados, jamás podrán, lamentó la jefa del gobierno del estado de Queensland, Anna Bligh.
"Tres cuartas partes de nuestro estado ha experimentado un alto nivel de destrucción con las furiosas riadas y ahora nos enfrentamos a una reconstrucción de proporciones de posguerra", añadió Bligh.
Setenta ciudades y pueblos están inundados o aislados, con 2,5 millones de personas afectadas, y en algunas localidades el nivel del agua aún está creciendo.
El otro cuerpo sin vida fue encontrado en el valle del río Lockyer, donde los equipos de rescate esperan llegar hoy a lugares del área que el lunes arrasó una tromba de agua de ocho metros de altura que se llevó por delante poblaciones enteras al oeste de Brisbane.
Al sur de Queensland, las riadas ya han dejado incomunicadas a 4.500 personas en el estado de Nueva Gales del Sur y se espera que lleguen también a Victoria.
La cifra de fallecidos desde noviembre ha subido a 23 y los expertos creen que el daño para la economía australiana será aún superior al que provocó en 2005 el huracán Katrina en Estados Unidos.