BERLÍN.- El presidente alemán, Christian Wulff, ha escrito cartas de apoyo a los dos periodistas de este país presos en Irán desde octubre de 2010, por tratar de entrevistar a allegados de Shakineh Mohamadi Ashtianí, la mujer condenada a muerte por adulterio.
Según informa hoy el dominical "Bild am Sonntag", para el que trabajan los reporteros, Wulff ha hecho llegar por vía diplomática sus mensajes, en los que expresa a los encarcelados su solidaridad en nombre propio y de sus compatriotas.
Ambos periodistas, un reportero y un fotógrafo, fueron detenidos el pasado 10 de octubre en la ciudad iraní de Tabriz cuando trataban de entrevistar al hijo y al abogado de Ashtianí.
A los detenidos se les imputa transgredir las leyes de ingreso en el país, al que entraron con visado de turista y sin acreditarse como periodistas, pero no se les acusa de espionaje, como inicialmente se informó.
El ministerio de Exteriores alemán tuvo que ejercer recientemente fuertes presiones sobre Teherán hasta lograr que unos días después de las Navidades recibieran la visita de dos familiares, la madre del fotógrafo y la hermana del reportero.
La visita se produjo después de que Irán hubiera dado esperanzas de una pronta liberación y tras un sinfín de gestiones diplomáticas hasta que las dos mujeres lograron reunirse con sus familiares.
El reportero y el fotógrafo aparecieron en noviembre en la televisión estatal iraní en una suerte de confesión en la que una voz en farsi traducía sus palabras y aseguraba que habían sido engañados por la opositora iraní Mina Ahadi, fundadora y directora del Comité Internacional en contra de la Lapidación.
A principios de este 2011, la propia Ashtianí anunció ante medios iraníes que planea emprender acciones contra los dos periodistas alemanes por haber tratado de entrevistar a su hijo y reclamó a los medios extranjeros que olviden su caso.
El caso de Ashtianí, de 43 años, salió a la luz pública en verano de 2010, después de que su primer abogado denunciara que había sido acusada de adulterio e iba a ser condenada a morir lapidada.
La denuncia desató una oleada de solidaridad internacional, que obligó al régimen iraní a mantener en suspenso la condena y destapó las discrepancias en el seno de la cúpula nacional.
El Comité contra la Lapidación ha calificado cada una de las presuntas confesiones de Ashtianí, sus familiares o los periodistas de farsa orquestada por el régimen iraní.