SOFÍA.- Pagar 2.000 dólares en efectivo, casi un millón de pesos chilenos, para comprar un bebé recién nacido, sin ningún tipo de obstáculo legal y administrativo, es posible y hasta frecuente en regiones rurales de Bulgaria, uno de los países más pobres y corruptos de la Unión Europea.
Un reciente reportaje emitido en una cadena de televisión local y la desarticulación el pasado enero de una banda de tráfico de recién nacidos a Grecia han vuelto a poner en primera línea una práctica en la que están implicados médicos, notarios y abogados del país balcánico.
"Recibimos varios indicios de que gitanas embarazadas buscan compradores para sus bebés. En Bulgaria hay ciertas regiones en las que traficantes, también de esa etnia, han desarrollado este negocio", relató el periodista Martin Karbovski, autor de un reportaje con cámara oculta que detalla este terrible negocio.
Karbovski y su equipo se presentaron como abogados de una pareja de Alemania que no podía tener hijos y encontraron a una futura madre, de 28 años de edad, en el séptimo mes de embarazo.
La mujer, una prostituta de nombre Karamfilka, explicó que no era la primera vez que vendía a un bebé.
En las imágenes grabadas por Karbovski se ve como los supuestos intermediarios y la vendedora negocian el precio y como ésta afirma tener ya ofertas de parejas en España y Chipre.
Poco a poco, el negocio se va concretando. La madre viajará a Alemania a dar a luz en un hospital, donde el comprador reclamará la paternidad del niño y ella renunciará a sus derechos sobre el bebé.
Finalmente, los periodistas encubiertos rompen la negociación alegando el alto precio pedido por la mujer, unos 10.000 euros. Unos meses más tarde, la madre, con el bebé ya nacido, les hace una nueva oferta, esta vez por 1.500 euros.
Karbovski y su equipo denunciaron el caso a la Policía, que detuvo a la madre y envió al bebé a un orfanato.
"La policía ha establecido que Karamfilka ha dado a luz a un total de seis niños y de tres de ellos no hay dato alguno. Lo más probable es que hayan sido vendidos en el extranjero", añadió Karbovski.
Redes de tráfico
El caso de Karamfilka es de los pocos en los que la mujer dirige la negociación, ya que frecuentemente la venta es organizada por redes de tráfico de bebés que se ocupan de localizar a futuras madres, llevarlas al extranjero, sobre todo a Grecia, y realizar la venta.
El pasado 25 de enero una operación policial conjunta entre Bulgaria y Grecia permitió desarticular una red de tráfico de bebés, que eran vendidos por madres búlgaras a familias griegas por entre 25.000 y 28.000 euros, dependiendo del sexo del bebé.
Un total de 14 personas, entre ellas 11 búlgaros, fueron arrestados y los investigadores búlgaros encontraron pruebas de que al menos catorce mujeres embarazadas vendieron a sus bebés durante el último año.
Las autoridades de los dos países balcánicos buscan actualmente salida a un callejón jurídico sin salida ya que los niños vendidos han sido adoptados legalmente y están integrados en otras familias.
"Por primera vez recibí datos de un negocio así en el año 1992. Hasta entonces, las familias gitanas abandonaban a sus hijos en orfanatos. Pero posteriormente vieron la oportunidad de ganar dinero gracias a los niños", explicó a Efe Ilona Tomova, de la Academia de Ciencias Búlgara, experta en la comunidad romaní.
Según la académica, en todos los casos, los padres biológicos, con escasos recursos económicos, son víctimas de las redes de tráfico que les prometen una buena suma de dinero a cambio de sus bebés, aunque finalmente reciben muy poco o incluso nada.