Fernández (en la foto) tachó de ''hermosos cachivaches'' también a los diplomáticos norteamericanos.
EFEBUENOS AIRES.- El jefe de gabinete del Gobierno argentino, Aníbal Fernández, tachó hoy jueves de "mamarrachos" a los diplomáticos estadounidenses, a los que acusó de basar sus cables internos en noticias aparecidas en sitios de internet "criticones", con el único fin de justificar sus salarios.
"Me da la sensación de que el Departamento de Estado (de EE.UU.) -que es quien tiene el verdadero problema- se está dando cuenta de que ha tenido funcionarios en distintos países que son unos hermosos cachivaches que no trabajan y se encargan de agarrar portales criticones y amarillos como si fuera un gran análisis de inteligencia", señaló.
Esa información "berreta, amarilla, de mala factura" la "elevan a su Gobierno para justificar sus sueldos, que no deben ser nada malos. Estos mamarrachos son a los que estamos asistiendo y viendo en estos casos", añadió el ministro a "Radio Millenium".
Fernández reaccionó así a las revelaciones de los cables filtrados por Wikileaks que reflejan la preocupación de la embajada estadounidense en la capital argentina por la corrupción "generalizada" que perciben en Buenos Aires, y acusan al Gobierno de "falta de voluntad política" para erradicar el problema.
De Vido, en la mira
En el mismo sentido se pronunció sobre el tema el ministro de Planificación, Julio de Vido, quien recomendó "a la embajada de los Estados Unidos que tome funcionarios más eficientes, porque para que corte y pegue de la prensa amarilla de los portales, eso lo puede hacer cualquier estúpido".
Uno de los cables difundidos el martes por el diario español "El País" menciona directamente a De Vido por no atender la denuncia de un directivo de una firma alemana sobre una petición de sobornos planteada por un funcionario de Planificación.
"Yo no tengo ningún trato ni tuve ninguna denuncia de ninguna empresa alemana de ningún cohecho ni situación parecida. Es absolutamente falso", afirmó en "Radio La Red".
Otros cables divulgados en los últimos meses revelaron que el Departamento de Estado de EE.UU. pidió información a su embajada en Buenos Aires sobre el estado mental y de ánimo de la Presidenta Cristina Fernández, y destaparon la preocupación de Washington por el empeño de Argentina de obstaculizar las exploraciones petroleras en Malvinas.