BEIJING.- El Gobierno chino mostró hoy escepticismo ante la anuncio del Dalai Lama de ceder su poder político a figuras "libremente elegidas", asegurando que las palabras del líder tibetano son "un truco para engañar a la comunidad internacional".
En rueda de prensa, la portavoz de turno del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jiang Yu, calificó al Nobel de la Paz de "exiliado político bajo la figura de un religioso", además de acusarle de estar "involucrado en actividades destinadas a la división de China".
Jiang también subrayó que el anuncio de su retirada política no es una novedad, ya que el líder político y religioso ha mencionado abiertamente esa posibilidad en los últimos años, y también lanzó críticas contra el gobierno tibetano en el exilio, al que calificó de "organización política ilegal no reconocida por ningún país".
La portavoz de Asuntos Exteriores destacó que China no cambiará su política en el Tíbet y ésta continuará en el desarrollo y la estabilidad de esa región, que las tropas comunistas ocuparon en 1951 (aunque el régimen se refiere a ese hecho como una "liberación").
El Dalai Lama anunció hoy desde la ciudad india de Dharamsala, donde vive exiliado desde 1959, su intención de ceder el poder político formal que ostenta como jefe de las autoridades tibetanas en el exilio a una figura "libremente elegida" por su pueblo.
En un comunicado con motivo del 52 aniversario de la fallida insurrección tibetana contra China, el Dalai Lama, de 75 años, explicó que en la próxima sesión del Parlamento, que comenzará el 14 de marzo, propondrá que se enmiende la Constitución para hacer posible su deseo de "transferir la autoridad" a un líder electo.
El Dalai Lama se ha visto en los últimos años aquejado de problemas de salud, lo que le obligó a relajar su agenda oficial, aunque sus viajes al extranjero, reuniones con mandatarios y seminarios de filosofía y práctica budista siguen siendo habituales.
La sucesión del Dalai Lama es un delicado asunto en el conflicto tibetano y también ha generado esta semana declaraciones de los líderes comunistas en esa región, igualmente rechazando las propuestas "democratizadoras" del célebre monje tibetano, ante las que en 2007 emitieron una "prohibición" de reencarnarse sin el permiso de Beijing.
El presidente de la región autónoma del Tíbet, Padma Choling (del Partido Comunista de China), se mostró el pasado día 7 de marzo en contra de las propuestas de cambio en la figura del Dalai Lama, asegurando que "se deben respetar las instituciones históricas y los rituales religiosos del budismo tibetano".
La muerte del Dalai Lama en el futuro puede desencadenar más tensiones entre el régimen comunista chino y el gobierno tibetano en el exilio.
Podría producirse una situación como la que actualmente se vive con la figura del Panchen Lama: hay uno "comunista", elegido con el beneplácito de Beijing, y otro "clandestino" en paradero desconocido, posiblemente en arresto domiciliario desde niño.
El presidente de la Asamblea Popular de Tíbet (legislativo regional, también ligado al régimen comunista), Qiangba Puncog, señaló también esta semana al respecto que la futura muerte del Nobel de la Paz "podría traer pequeñas repercusiones debido a factores religiosos" e incluso planteó la posibilidad de "incidentes" en la región.
"Sin embargo, la situación general del Tíbet es estable, el pueblo tibetano quiere estabilidad", destacó Puncog, antecesor de Choling en la presidencia regional.