Empleados de Fukushima observan la operación de una de las piscinas del reactor 3, en agosto del año pasado.
AFPTOKIO.- Los 180 de trabajadores que se quedaron en las instalaciones de la central de Fukushima para enfriar los reactores dañados y el material irradiado son los nuevos héroes de Japón, los hombres dispuestos a sacrificar sus vidas por salvar a la nación.
En un medio contaminado por las radiaciones, esos empleados de la compañía Tokyo Electric Power (TEPCO) intentan mantener los núcleos de los tres reactores golpeados a un nivel de refrigeración adecuado mediante el bombeo de agua de mar.
"Esa gente que trabaja en las centrales se bate sin retroceder", comentó Michiko Otsuki, una empleada de la central Fukushima 2, situada a 12 km de Fukushima 1, donde están los reactores dañados.
"Sólo puedo rezar por la seguridad de todos ellos... No olviden que trabajan para protegernos a cada uno de nosotros a cambio de sus propias vidas", añadió.
El primer ministro Naoto Kan también elogió, por su parte, los esfuerzos y el coraje de estos trabajadores. "En TEPCO y en las empresas asociadas, ellos se esfuerzan en estos momentos por verter agua, están haciendo todo lo posible sin pensar siquiera en el peligro", dijo Kan.
Cuando TEPCO buscó más personal para participar en las operaciones, recibió varias candidaturas de empleados que habían sido evacuados al inicio de la crisis, según la agencia Jiji.
Entre ellas figuraba la de un hombre de 59 años que estaba a año y medio de jubilarse, anunció su hija en un mensaje enviado al sitio Prayforjapan.jp. "No pude impedirme de llorar cuando me enteré que mi padre iba a ser enviado mañana (...) En la casa, mi padre parece un tanto desbordado, pero nunca he estado tan orgullosa de él", señaló.
Según David Brenner, director del centro de investigación radiológica de Columbia Service, los trabajadores de Fukushima 1 están expuestos a un "riesgo significativo" dados los altos niveles de radiactividad que se ha medido en el lugar.
"Ellos ya son héroes... Van a soportar exposiciones muy elevadas a la radiación", dijo Brenner a la BBC.
El martes, un nivel de radiactividad de 400 millisieverts por hora fue observada cerca del reactor 3. Si una persona permanece una hora en ese lugar recibirá una dosis de radiación ionizante 20 veces mayor que el permitido a los trabajadores del sector nuclear en Francia.
La gratitud hacia los "liquidadores" japoneses, que recuerda la que suscitaron los hombres que se batieron en Chernobyl, Ucrania, hace 25 años, no impide las críticas a la forma como han organizado las operaciones en el lugar tanto TEPCO como la Agencia de Seguridad Nuclear nipona.
Ha habido críticas incluso del Ministerio de Defensa japonés, luego que soldados involucrados en las operaciones resultaran heridos y tal vez expuestos a la radiación cuando una explosión voló parte del edificio exterior del reactor 3, indica el diario Yomiuri.
El operador y la agencia de seguridad "nos dijeron que no era peligroso, les creímos y trabajamos allí", dijo un alto responsable al periódico. "Sabemos lo que hay que hacer para protegernos de las radiaciones, pero no somos especialistas en reactores nucleares", añadió.
Su misión
Los liquidadores son expertos en el manejo de barras de uranio y plutonio. Cada año se meten dentro del reactor para comprobar que todo está funcionando bien.
Esta fase se conoce como "la parada". Un grupo de trabajadores se mete en el reactor, en frío, en las zonas radiactivas, protegidos con trajes especiales muy resistentes que les permiten acercarse a cinco o seis metros.
Sin embargo, el riesgo para la salud de los trabajadores de Fukushima es mucho mayor ya que se han metido al reactor con temperaturas muy altas y los neutrones pueden penetrar su ropa y su ADN.
"Es un trabajo como el del minero. Se sabe que la vida dura un cierto tiempo y nada más. Hay gente que lo acepta", señaló Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares al diario El Mundo.