La escuela está en la ciudad de Ishinomaki (en la foto), pero los periodistas no tienen acceso a los menores.
AFPTOKYO.- Sentados en silencio en su salón de clases, se encuentran todavía 30 niños japoneses cuyos padres no han ido a recogerlos después del tsunami que arrasó su ciudad.
Desde que ocurrió el desastre, los estudiantes de la Escuela Primaria Kama, en la ciudad de Ishinomak, se sientan tranquilamente cada día en una sala del tercer piso del establecimiento a esperar pacientemente a sus padres. Hasta ahora nadie ha ido a verlos y pocos en la escuela creen que lo harán.
Según informó el periódico británico Daily Mail, los profesores piensan que algunos de los niños y niñas, con edades comprendidas entre ocho y 12, saben que sus padres y madres se encuentran entre los desaparecidos y que nunca volverán a buscarlos, pero no dicen nada.
En vez de eso, esperan pacientemente y se distraen con la lectura de libros o jugando cartas, mientras están bajo el cuidado de sus profesores, que evitan que cualquier persona ajena les hable.
Los funcionarios temen que incluso el sonido de una puerta corredera podría despertar falsas esperanzas en los menores.
El profesor de Deportes Masami Hoshi dijo: "El tsunami llegó justo cuando los padres del grupo de mediana edad estaban empezando a llegar a recoger a sus hijos, que alcanzaron a subir y ponerse a salvo".
Los más pequeños se habían ido con sus apoderados un poco más temprano, por lo que no sufrieron los efectos letales de las olas.
La escuela, que no tiene agua corriente, electricidad ni calefacción, se ha convertido en el albergue de 657 personas que viven entre los pasillos y habitaciones llenas de lodo y escombros.
Cuando se produjo el tsunami, 160.000 personas vivían en la ciudad, que está a unos 50 kilómetros al noreste de Sendai. Hasta el momento la cifra oficial habla de 425 muertos y 1.693 desaparecidos.
Sin embargo, la cifra podría ser mucho mayor ya que funcionarios de Ishinomaki han confirmado que 10.000 de sus ciudadanos están desaparecidos.