TEHERÁN.- Irán rechazó este viernes la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, adoptada el jueves, que crea por primera vez desde 2002 un mandato de relator especial para la situación de los derechos humanos en Irán y expresa su "preocupación" sobre la represión en ese país.
"Esta resolución es injusta, injustificable y totalmente política y fue aprobada, a pesar de la reticencia de algunos países, bajo presión de Estados Unidos", declaró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Ramin Mehmanparast, citado por la agencia IRNA.
"El objetivo de esta resolución es hacer presión sobre la República Islámica de Irán (...) para desviar la atención sobre las violaciones de los derechos humanos en Occidente y en particular en Estados Unidos", agregó.
Veintidós miembros del Consejo con sede en Ginebra votaron a favor de la resolución presentada por Suecia y respaldada por Estados Unidos y otros países como Zambia, Panamá, Colombia o Brasil, que marcó de ese modo un cambio de actitud respecto a su política de abstención sobre temas iraníes que mantuvo en la última década el Presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Siete países, entre ellos China, Cuba, Pakistán y Rusia, votaron en contra y 14 se abstuvieron.
La resolución decide nombrar "un relator especial sobre la situación de los derechos humanos" en Irán y lamenta "la falta de cooperación" de las autoridades iraníes.
Esta resolución es consecutiva a un informe reciente del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presentado por primera vez directamente en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra y no en la Asamblea General en Nueva York.
"Desde el último informe a la Asamblea General del 15 de diciembre de 2010, la situación de los derechos humanos en Irán estuvo marcada por una intensificación de la represión contra los defensores de los derechos humanos, los militantes de los derechos de las mujeres, los periodistas y los opositores al gobierno", denunció Ban Ki-moon en el informe dado a conocer la semana pasada por la ONU.
Brasil había buscado desempeñar bajo la presidencia de Lula (2003-2010) un papel de mediador en el expediente del programa nuclear iraní y se abstenía en las votaciones de la ONU de condenar a la República Islámica. Pero Dilma Rousseff se desmarcó de esa postura, primero con declaraciones y ahora con un voto.
El documento aprobado refleja "el punto de vista compartido sobre el hecho de que la situación de los derechos humanos en Irán merece la atención del Consejo de Derechos Humanos", dijo la embajadora brasileña en Ginebra, Maria Nazareth Azevedo, que alentó a los iraníes a mostrarse "cooperativos".
"Tengo una postura bastante intransigente en derechos humanos. (...) En mi gobierno no habrá ninguna duda al respecto", dijo tras ser electa Rousseff, una ex presa política torturada por la dictadura militar (1964-85), agregando que tenía una posición "radicalmente contraria" a la condena a muerte por lapidación de la iraní" Sakineh Mohamadi Ashtiani.