LA PAZ.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó hoy a un grupo de dirigentes sindicales de las empresas mineras privadas de promover un golpe de Estado con las intensas protestas de la pasada semana, en las que se usaron explosivos.
El mandatario no identificó a las compañías ni a los mineros que estarían detrás de estas acciones, pero reclamó airadamente por el uso de dinamita durante las protestas que intentaron llegar hasta el centro del poder político del país.
"Si la Policía dejaba entrar, que dinamiten la plaza Murillo, hubieran dinamitado el Palacio Legislativo, el Palacio de Gobierno y si me encontraban seguro que me dinamitaban. Es como un golpe de Estado. Así pienso", dijo Morales en un acto público realizado en una localidad rural del departamento de Cochabamba.
Morales, quien realizó esta acusación frente a un grupo de trabajadores de las cooperativas mineras de la provincia cochabambina de Mizque, aseguró que las protestas que enfrenta su gobierno son parte de una "batalla ideológica permanente".
A pesar de estas acusaciones, Morales confirmó su presencia en la mesa de diálogo, inaugurada el sábado, con los sindicatos del país, con el propósito de desactivar una ola de protestas que golpea especialmente a La Paz, la capital administrativa del país, y que busca lograr un incremento salarial mayor al 10 por ciento propuesto por el gobierno, entre otras cosas.
En otras ocasiones, el presidente boliviano también acusó a sus opositores de armar un golpe de Estado en su contra. Durante la crisis política de 2008, motivada por el debate de la nueva Constitución, llevó este reclamo a la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Santiago.