ANGRA DOS REIS, Brasil.- La bahía de Angra dos Reis, a 150 kilómetros de Rio de Janeiro, es un rincón de paraíso tropical para miles de turistas. Pero es también donde se encuentran las dos únicas centrales nucleares de Brasil, blanco de ecologistas que reclaman su cierre tras la crisis en la japonesa Fukushima.
Las autoridades brasileñas han demostrado confianza en los procedimientos de seguridad de las plantas. Sin embargo, encargado de la seguridad en la empresa pública Electronuclear, José Manuel Diaz Franciso, señaló que los procedimientos comenzaron a ser reforzados.
"Tenemos acciones en curso (para aumentar la seguridad) pero (el accidente en la central nuclear japonesa) Fukushima los aceleró", destacó.
Frente al mar, las plantas están rodeadas de cerros cubiertos de vegetación tropical, donde los deslizamientos de tierra son frecuentes.
En 1985, una catástrofe fue evitada por poco luego que un desprendimiento de barro enterró un laboratorio de la central Angra I y casi cubrió la salida del agua de enfriamiento.
Brasil, que junto con Argentina son los únicos países sudamericanos en poseer una central nuclear civil, dispone de dos usinas en funcionamiento: Angra I (657 MW) inaugurada en 1985 y Angra II (1.350 MW), en 2001.
Luego de 24 años de polémica, los trabajos de construcción de Angra III (1.400 MW) fueron retomados en junio de 2010 y deberían concluirse en 2015.
Angra I y II proveyeron el 32% de la electricidad consumida en el estado de Rio de Janeiro el año pasado. Sin embargo, la energía nuclear continúa representando solo el 3% de las fuentes energéticas del gigante sudamericano.