WASHINGTON.- La muerte de Osama Bin Laden permite a Estados Unidos evitar un proceso jurídico bajo gran tensión, que hubiera podido favorecer a Al Qaeda y ocasionar graves problemas al presidente Barack Obama.
Así lo estimaron analistas entrevistados por AFP, para quienes la imagen de un Bin Laden esposado y vestido con el atuendo reglamentario de los prisioneros, hubiera abierto una caja de Pandora en el marco jurídico para la organización del proceso del líder de Al Qaida.
"La Casa Blanca exclamó sin duda un 'Uf' de alivio una vez que (Bin Laden) fue abatido y no aprehendido", opinó Andrew Exum, ex militar y miembro de un centro de reflexión sobre la política estadounidense en materia de seguridad.
"Si Bin Laden hubiera sido capturado, el juicio se hubiera podido haber transformado en un circo, su encarcelamiento se hubiera transformado en un circo", agregó.
El caso Sadam Hussein sirvió de lección al gobierno de Obama. Los sermones que pronunció el ex líder de Irak durante su proceso, y las imágenes de su ejecución en 2006, le valieron la simpatía de numerosos musulmanes suníes en Medio Oriente.
Sadam Hussein se convirtió así en un "mártir del mundo árabe", subrayó Exum.
Los asesinatos políticos, tan frecuentes durante la Guerra Fría, perdieron progresivamente su legitimidad en los años 1970. Pero después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, parecen estar de regreso, esta vez, bajo el nombre de "operaciones dirigidas", sin generar gran oposición en la opinión pública.
"Es poco probable que la gente se escandalice por la decisión de matar a Bin Laden en vez de capturarlo vivo", opinó a su vez Joshua Keating, un editorialista del sitio de internet de la revista Foreign Policy.
En el supuesto caso de que Bin Laden hubiera sido aprehendido, hay grandes posibilidades de que hubiera sido transferido a la cárcel militar estadounidense localizada en la base de Guantánamo, en la isla de Cuba.
Inmediatamente hubieran surgido preguntas sobre su proceso. ¿Debería ser un juicio civil o militar? ¿En Guantánamo o en Estados Unidos?
Estas son las mismas preguntas que Washington ha debido resolver y sigue resolviendo en el caso de Jaled Sheij Mohamed, el proclamado cerebro de los atentados del 11 de septiembre, y sus cuatro cómplices.
En esta situación, el gobierno de Obama hubiera debido -una vez más-, enfrentar la oposición republicana, que niega a los sospechosos acusados de terrorismo un proceso civil, así como la oposición de izquierda, que se opone a los procesos militares para estos mismos detenidos.
"El objetivo principal, y de hecho, el único objetivo de esta operación, era de arrestar o matar a Osama Bin Laden. La posibilidad de que hubiera sido aprehendido en vida, fue tomada en cuenta, y es normal", comentó un alto funcionario del Pentágono.
La muerte de Bin Laden es una cosa, la forma en la que el ejército se deshizo de su cadáver -echándolo al mar- es otra, y permite evitar que se le erija una tumba que se hubiera podido convertir en un lugar de peregrinación.
Israel utilizó el mismo procedimiento en 1962 para deshacerse del cadáver del alemán nazi Adolf Eichmann, criminal de guerra, luego de su ejecución. Sus cenizas fueron dispersadas en el Mar Mediterráneo.