EL CAIRO.- El juicio contra el ex Presidente egipcio Hosni Mubarak y sus dos hijos, Alaa y Gamal, comenzará el próximo 3 de agosto por los cargos de asesinato premeditado e intento de homicidio de manifestantes durante la revolución, delitos por los cuales podría enfrentar la pena de muerte.
La agencia de noticias estatal "MENA", que citó al jefe del tribunal de apelación de El Cairo, Abdelaziz Omar, señaló que también serán procesados por presunto tráfico de influencias, daño premeditado a los fondos del Estado y enriquecimiento ilícito.
Junto a ellos será juzgado el empresario Husein Salem por los mismos cargos en el tribunal penal del norte de la capital egipcia.
La Fiscalía acusa a Mubarak, en colaboración con el ex ministro del Interior Habib al Adli y algunos exaltos cargos de la Policía, del asesinato "premeditado y con alevosía" y del intento de homicidio de manifestantes durante las protestas pacíficas en distintas provincias del país, iniciadas el 25 de enero pasado.
Según "MENA", el ex Presidente y algunos ex responsables gubernamentales instigaron a algunos oficiales y agentes a disparar contra las víctimas y de atropellarlas con vehículos policiales con la intención de matarlos y amedrentar al resto para dispersarlos y hacerlos desistir de sus demandas y poder continuar en el poder.
Asimismo, la Fiscalía apunta que el expresidente aceptó para él y para sus hijos "beneficios" como un palacio con una gran superficie y cuatro mansiones en la ciudad turística de Sharm el Sheij a un precio menor del real a cambio de tráfico de influencias.
Supuestamente Salem regaló esas propiedades al mandatario a cambio de terrenos del Estado en la provincia del sur del Sinaí en zonas muy exclusivas de Sharm el Sheij.
También Mubarak es sospechoso junto al exministro de Petróleo Sameh Fahmi y algunos directivos de su ministerio de haber facilitado que Salem obtuviera ganancias ilícitas que superan los 2.000 millones de dólares con la compra de gas egipcio.
Además, la firma de Salem supuestamente exportó gas a Israel a precios menores de los del mercado, con lo que el Estado egipcio perdió 714 millones de dólares.