WASHINGTON.- Los países latinoamericanos han visto mejorar considerablemente los resultados de sus prácticas de incautación de drogas en los últimos años, según el último informe de la OEA sobre el progreso en el control de drogas publicado hoy.
La mayor parte de esa confiscación de cocaína se produjo en América del Sur -un 62 por ciento-, mientras que en Norteamérica se incautó un 18 por ciento, en Centroamérica un 17 y en el Caribe un 3 por ciento. En cuanto al cannabis, en 2009 se retuvieron 6.797 toneladas, mientras que en 2007 se habían decomisado poco más de 5.000 toneladas.
Un 66% de esas incautaciones se produjeron en Norteamérica y un 32% en el sur del continente, precisa el informe. Veinte países informaron entre 2007 y 2009 de incautaciones de heroína y derivados opiáceos, situándose a la cabeza de las retenciones Canadá, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México y Venezuela.
Si hasta 2007 las cifras de decomisos habían ido en descenso, ese año subieron a 2,9 toneladas, mientras que en 2009 ya superaron las 4 toneladas. Los decomisos de drogas sintéticas -como éxtasis, anfetaminas y metanfetaminas- registraron un “crecimiento extraordinario”, pasando de 49,8 millones de unidades en 2007 a 207,1 millones en 2009.
Además, en el periodo estudiado se destruyeron un total de 37.900 laboratorios para la producción de drogas ilícitas en todo el continente. En total, 25 estados miembros de la OEA aplicaron condenas por delitos relacionados con tráfico ilícito. A la cabeza se situó Estados Unidos, con 97.968 condenas, seguido de Colombia con 47.419, Canadá con 29.655, Chile con 29.032 y Perú con 14.567.
La marihuana es la droga más consumida por jóvenes de educación secundaria en Latinoamérica, después del alcohol y el tabaco, según el estudio. La edad de inicio en el consumo de las drogas está entre los 12 y los 18 años, y existe una “baja preocupación por consumir en una sola ocasión marihuana o cocaína y una creciente percepción de que consumir una o más ocasiones no es tan riesgoso”, advierte el informe.
El nuevo informe, y “sobre todo las recomendaciones en él contenidas”, son “un documento de referencia imprescindible para todos los implicados en el diseño de políticas sobre drogas en nuestro hemisferio”, dijo en un comunicado el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.