BEIJING.- Casi la mitad de los niños que nacen en Beijing lo hacen por césarea y las autoridades sanitarias quieren reducir esta práctica con la supervisión en clínicas y hospitales, informó hoy viernes el diario "Nuevo Pekín".
En 2010, China se convirtió en líder mundial en nacimientos de este tipo con el 46,2 por ciento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda índices no superiores al 15 por ciento.
La revista médica inglesa "The Lancet" dijo en 2010 que el 25 por ciento de las cesáreas que se practican en China no son necesarias y añadió que cinco millones de bebés nacidos por ese método podrían venir al mundo por parto natural.
El alto porcentaje de cirugías despertó la alarma de la Oficina de Sanidad de Beijing, que anunció multas para los centros médicos que practiquen operaciones de forma rutinaria y sin necesidad.
Según el periódico, son las propias mujeres pequinesas quienes piden mayoritariamente la cirugía en vez del parto natural "para evitar el dolor, los imprevistos y las consecuencias".
"A pesar de que el coste es mayor que el parto natural (hasta cinco veces más), prefieren una inyección de anestesia y no sufrir", escribió el diario.
Los doctores animan a veces a las cesáreas "ya que un parto natural lleva de 12 a 16 horas y la cirugía se puede acabar en una hora y evitar complicaciones,” escribió la página web china Wang yi.
La Oficina advirtió que también se producen muertes y reacciones negativas a la anestesia tanto en la madre como en el hijo, además de que puede haber más hemorragias, daños en otros órganos y riesgo de infección en los puntos de sutura.
Un plan de formación de obstetras y comadronas será puesto también en marcha para atender los partos naturales, que, según la Oficina, reducen el riesgo de hemorragia, recuperan más fácilmente el útero y dejan menos tiempo al bebé sin oxígeno al irse preparando sus pulmones a respirar durante el proceso.
"Eso es bueno para su desarrollo mental e incluso su inmunidad", afirmó. Desde 1950 a 1970, el porcentaje de cesáreas en China fue del cinco por ciento, aumentó al 30 por ciento en los ochenta y llegó a algunas ciudades como en Shanghai al 53,6 por ciento, incluso al 67,1 por ciento en algunos grupos de residentes locales frente al 46,4 por ciento en 1996), escribió Wang yi.