OSLO.- La fatal explosión del coche bomba que se registró el pasado viernes en el centro de Oslo, dejó 8 víctimas fatales y una innumerable cifra de personas heridas. Entre ellas se encuentran dos chilenas que trabajan en el sector público noruego y vivenciaron el brutal ataque.
Isabel Rivas vive hace 35 años en Noruega. Se casó con un ciudadano de ese país y con él tuvo tres hijos. Hoy está divorciada y trabaja como funcionaria de un ministerio cuyo edificio se ubica en pleno centro cívico de Oslo, donde ocurrió la explosión.
El día viernes cerca de las 15 horas se reuniría con una amiga en un restaurant ubicado frente al lugar en que Anders Behring Breivik , autor confeso del doble atentado, presuntamente estacionó el coche bomba que detonó minutos más tarde. Varios imprevistos hicieron demorar su llegada al lugar. La explosión la sorprendió caminando por la calle.
En conversación con Digital FM, Rivas explicó que escuchó el fuerte estruendo que la hizo volar por la calzada de la avenida. Al caer observó cómo explotaban las ventanas del edificio y sintió el suelo lleno de vidrios y restos del ministerio. Intentó ponerse en pie, pero caía una y otra vez. Se sentía débil y divagaba palabras en español, según le contaron los testigos. Miró a su alrededor y vio que las personas que desalojaban el inmueble estaban heridas, cubiertas de sangre.
Una experiencia similar vivió esa misma jornada otra chilena residente en Noruega hace 23 años. Se trata de Adriana Ocares, de 52 años, quien relató a "La Segunda" cómo sintió la explosión en el ministerio de Salud, lugar donde trabaja. A las 15:26 horas, Adriana hablaba con su madre que reside en La Unión -Región de Los Ríos- y le comentó que se en ese momento se estaba registrando un terremoto.
Sin embargo, al protegerse debajo de su escritorio no tardó en darse cuenta que no era un movimiento telúrico, sino que un acto terrorista. "Los cables colgaban, partes de las paredes se caían...Yo tuve hematomas en la cara, brazos y piernas. No sé de qué manera pasó. No me di cuenta", detalló al diario.
Rápidamente corrió desde el tercer hasta el primer piso previendo que pudiese haber más bombas al interior del edificio. Fue en ese momento en que se encontró con Isabel Rivas. Ambas se conocían y se ayudaron en ese momento.
"Las dos estábamos en shock (...) Afuera, en la calle, todos los vidrios de los cafés estaban destruidos, la gente ensangrentada", explica Ocares.
Tanto Adriana como Isabel dan gracias de sobrevivir al primero de los dos atentados en Noruega, que dejan hasta el momento un saldo de 76 víctimas fatales . Sin embargo, lamentan profundamente lo ocurrido en la isla de Utoya. "No quiero saber lo que pasó en la isla. No tengo la capacidad de hacerlo", reconoce Ocares.