WASHINGTON.- Los menores de 18 años en Filadelfia (Pensilvania) tuvieron que cancelar hoy cualquier plan que exigiera salir a la calle más allá de las 9 de la noche, cuando entró en vigor el toque de queda decretado por el alcalde de la ciudad.
Una serie de ataques a residentes por parte de grupos de jóvenes y bandas callejeras llevaron al alcalde Michael Nutter a poner en marcha la polémica medida, que tendrá vigencia todos los viernes y sábados hasta nuevo aviso, informó la cadena CNN en su página web.
A partir de las 9 de la noche, los adolescentes no podrán estar en las calles del centro de la ciudad o en el barrio de West Philadelphia, donde se encuentra la Universidad de Pensilvania.
En el resto de la ciudad, el toque de queda entrará en vigor a las 10 de la noche para los menores de 13 y a medianoche para los menores de 18.
"Los menores que sean descubiertos violando el toque de queda serán enviados a casa o transportados a una estación de policía donde se contactará a sus padres. Podrá imponerse a los menores una multa de entre 100 a 300 dólares por la primera ofensa", advirtió el ayuntamiento en un comunicado de prensa.
Los ataques, frecuentes en los dos últimos fines de semana, se produjeron después de que grupos de jóvenes se coordinaran de forma espontánea a través de las redes sociales para quedar en un sitio y a una hora concreta, de forma similar a los recientes disturbios en Londres.
"Es un problema creciente en este país", dijo a la cadena CNN el comisario de policía de la ciudad, Charles H. Ramsey.
En uno de los ataques, un ciudadano que iba en bicicleta fue golpeado "hasta perder el conocimiento", mientras que otro grupo de jóvenes dejó con la pierna rota a la directora de un diario de entretenimiento, según el Ayuntamiento.
Nutter, que es afroamericano, consideró que el hecho de que en las descripciones policiales se hablara de jóvenes negros "les hiere a ellos mismos y hiere a la raza", y culpó de los ataques "a los padres ausentes e irresponsables, que se comportan como donantes de esperma".
El alcalde se mostró dispuesto a trabajar con el consejo de la ciudad a partir de septiembre "para enmendar nuestras leyes respecto a los toques de queda para anticipar mejor nuestras necesidades de seguridad".