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Somalíes exiliados por la guerra son objetivo de la xenofobia en Sudáfrica

Los miles de migrantes que han debido forzadamente dejar su país, son víctimas de agresiones y amenazas.

21 de Agosto de 2011 | 12:32 | EFE
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Así debe funcionar el comercio de un inmigrante de Bangladesh, otra de las minorías que sufren ataques en Sudáfrica.

AFP
JOHANNESBURGO.- Más de 21.000 somalíes han hallado refugio en Sudáfrica, alejados de la guerra y del hambre que atraviesa su país, pero se enfrentan cada día a robos, agresiones y amenazas de la población local, que les acusa de usurpar sus negocios.

"La hierba es más verde aquí", piensan las decenas de ciudadanos somalíes que cada mes tratan de entrar en Sudáfrica, según Abdul Gurey, vicesecretario de la Comunidad Somalí de Johannesburgo.

"Luego -precisa Gurey-, se dan cuenta de que la cosa no es tan bonita como pensaban, pero sólo lo saben cuando ya están aquí".

Dejan atrás la guerra que enfrenta al Gobierno de Transición de Somalia con la milicia islamista radical Al Shabab, en autobús o en tren, a través de Kenia, Tanzania, Mozambique o Zimbabue hasta alcanzar la frontera donde la hierba parece más verde.

La permisiva legislación de Sudáfrica sobre refugiados no se corresponde con el trato que reciben después en los suburbios de Johannesburgo, East London (sureste) o Ciudad del Cabo (sur).

En los barrios pobres a las afueras de las grandes ciudades, las tiendas de los refugiados somalíes son vistas como una amenaza para los pequeños negocios locales.

La violencia xenófoba se ha instalado en los arrabales sudafricanos desde el año 2008, cuando 62 inmigrantes fueron asesinados en el barrio de Ramaphosa (Johannesburgo) y miles tuvieron que abandonar el país.

En los últimos seis meses, al menos siete somalíes han sido asesinados, 69 tiendas han sido saqueadas, cinco han sido pasto de las llamas y 80 personas han sido detenidas por amenazar o agredir a refugiados de Somalia, según la prensa local.

Un estudio presentado por el Instituto Sudafricano de Relaciones Internacionales (SAIA) el pasado junio dio la peor calificación posible al Gobierno sudafricano en la lucha contra la xenofobia, y le conminó a tomar medidas para atajar los ataques a ciudadanos extranjeros en lugar de negar el problema.

"Los somalíes son blanco de los ataques de comerciantes, muchas veces con la connivencia de las autoridades locales. Es un problema que no se puede negar, sino que hay que destacar", afirma Sergio Calle Norena, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de África meridional.

"La Policía de Sudáfrica, no obstante, ha actuado positivamente en este último año. Creamos un grupo de trabajo conjunto, y la policía está actuando a tiempo", añade Calle Norena.

No solo los somalíes son objeto de los robos, pues también ciudadanos de Etiopía, Bangladesh o Pakistán son asaltados en sus tiendas.

El vicesecretario de la Comunidad Somalí asegura que las asociaciones de comerciantes están detrás de la ola xenófoba.

"Llegan a los barrios y le dicen a los comerciantes: 'Tú eres sudafricano como nosotros, tienes una competencia que no puedes vencer, de somalíes, paquistaníes, etíopes, que te quitan el negocio. Nosotros podemos ayudarte para echarles de la zona'. Este tipo de acciones son las que incitan a la violencia", afirma Gurey.

Alejados de los barrios del extrarradio, en el centro de la ciudad de Johannesburgo, cerca de 3.000 somalíes han encontrado un lugar seguro donde vivir.

Mayfair, una zona conocida como "la pequeña Somalia", es un área de apenas una decena de calles presididas por el minarete de una mezquita.

En las terrazas se toma el té, los negocios cierran el viernes al medio día para acudir a la oración y, en las pantallas de los bares, hablan clérigos de la televisión somalí.

Peluquerías, tiendas de alimentación, almacenes de ropa y restaurantes florecen bajo la protección de la propia comunidad.

En Mayfair casi todos tienen la marca del rechazo de la población local: un joven muestra la cicatriz de un disparo recibido en Limpopo (norte), antes de huir dejando atrás todas sus pertenencias con destino a "la pequeña Somalia".

"En 2006, dormía en mi tienda y me atacaron. Rompieron la puerta y me cortaron en un ojo con un cuchillo", recuerda Abdul, que se instaló hace cinco años en el poblado de Tembisa, al noreste de Johannesburgo.

Mohamed Al-Ahdal acaba de abrir recientemente su carnicería Halal en Mayfair. Al igual que la mayoría de los comerciantes de la zona, inició su negocio en el extrarradio de Johannesburgo, en Soweto.

"Me robaron varias veces -asegura Mohammed- y me agredieron. Cuando entran los clientes, no sabes si vienen a comprar o a matarte. Venían a mi tienda y me amenazaban, me decían que tenia que dejar el país. Aquí en Mayfair he encontrado paz".
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