SEÚL.- Los residentes del pequeño pueblo isleño sudcoreano de Gangjeong han conseguido bloquear durante meses la construcción de una base naval al sur del país asiático, considerada un puesto militar para contrarrestar el poderío militar chino.
Organizados en campamentos y apostados bajo las excavadoras, los vecinos de esta pequeña localidad de 1.500 habitantes al sur de la isla de Jeju han plantado cara a los planes de su Gobierno para levantar en 2014 una gran base militar, cuyas frustradas obras tenían que haber comenzado en enero.
Ayer, más de un centenar de personas, entre ellos vecinos de Gangjeong y pacifistas, se enfrentaron a la policía, que intentaba desplazar un campamento que se ha instalado en el lugar elegido para levantar un muelle de casi dos kilómetros capaz de dar amarre a 20 barcos de guerra, incluyendo submarinos.
Kang Young-sil, una de las activistas que participó en la protesta, explicó a Efe que la policía arrestó a cinco personas, entre ellas al alcalde del Gangjeong, Kang Dong-gyun, que se ha opuesto a este proyecto por considerar que amenaza la riqueza natural de la zona y atrae el riesgo de un conflicto a sus costas.
Las organizaciones opuestas a este proyecto consideran que la base naval de Gangjeon, pese a estar encargada y pagada por el Gobierno surcoreano, servirá para que EEUU, aliado tradicional de Seúl, aumente su presión sobre la expansiva China.
El Ministerio de Defensa ha reconocido que los navíos estadounidenses podrán atracar en esta nueva base, aunque también tendrían vía libre durante maniobras de cooperación barcos japoneses o chinos, pese a que este tipo de colaboraciones suelen ser escasas.
Gangjeong se encuentra en el sur de la isla más meridional de Corea del Sur, por lo que disfruta de una localización estratégica entre las costas de Japón y China, en la confluencia del Mar Amarillo y el Mar de China Oriental.
El Ministerio de Defensa surcoreano, que argumenta que las principales manifestaciones las han organizado grupos de fuera de Gangjeong, justifica el gasto de 623 millones de euros en la base militar por la necesidad de asegurar las vías marítimas del país asiático y de disuadir a Corea del Norte.
La futura base se situará a las puertas de una zona donde la tensión cada vez es mayor, debido a la presión China sobre las aguas territoriales de sus países vecinos, entre ellas las de Corea del Sur, que disputa a Pekín la soberanía de una zona cercana a Jeju que se cree rica en recursos minerales.
Otros de los argumentos en contra de la base naval de Gangjeong, que también contará con un puerto civil, es el peligro que supone para el medio de vida de esta comunidad de pescadores y agricultores que viven en un entorno declarado reserva de la biosfera por la UNESCO.
El Gobierno surcoreano ha iniciado una campaña de imagen para ganar apoyos para su proyecto que asegura tiene una vertiente "ecológica" y atraerá también embarcaciones de recreo, creará empleo y mejorará con nuevas instalaciones la vida de sus vecinos.
"Estoy en contra de la construcción de instalaciones bélicas. No necesitamos más bases en Corea y seguiremos luchando", protesta Kang Young-sil, perteneciente a un movimiento que tiene vínculos con asociaciones opuestas a las bases estadounidenses en Okinawa (Japón).
Los habitantes de Jeju tienen grabados en su memoria las consecuencias de épocas belicistas, debido a que en 1948, en los prolegómenos de la Guerra de Corea (1950-53), fueron duramente reprimidos por tropas enviadas por Seúl para sofocar movimientos de izquierda.
En la indiscriminada y brutal represión pueblos enteros fueron saqueados y más de 30.000 personas murieron, por lo que se cree que acabó con la vida de un diez por ciento de toda la población de esta región, nombrada en 2005 "Isla de la paz".
Para las autoridades surcoreanas sus planes militares no contradicen el nuevo título de la isla, ya que "la paz no puede existir sin armamento" y la base es esencial para la seguridad de Corea del Sur y fortalecer su soberanía marítima.
Los miembros de la plataforma anti-base, entre ellos Kang Dong-gyun, recuerdan que todo forma parte de la nueva estrategia de defensa en el área Asia-Pacifico y que su aldea de pescadores esta llamada a convertirse en parte del tablero.