ARIZONA.- Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos cambiaron para siempre la vida y la dinámica en la frontera con México, ya que se incrementó la militarización, el uso de tecnología y las sanciones contra la inmigración indocumentada.
Aunque ocurrieron a miles de millas de la frontera de Estados Unidos con México, en los siguientes diez años al ataque, gradualmente se aumentó el número de agentes fronterizos, la ampliación del muro fronterizo y el uso por primera vez de la Guardia Nacional para resguardar la frontera sur.
"El primer cambio enorme y fundamental que vivimos después de los ataques del 11 de septiembre fue la creación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), donde se concentraron la Patrulla Fronteriza, la aduana y la oficina de inmigración, quienes antes se encontraban bajo el Departamento de Justicia", dijo Jennifer Allen, directora de la Red de Acción Fronteriza en Arizona.
En opinión de la activista, en nombre de la seguridad nacional se ha llegado a un punto en el que se tiene una zona fronteriza tan militarizada que hay menos respeto a los derechos constitucionales de los que viven en la frontera y los que cruzan la frontera.
El incremento en la seguridad a lo largo de la frontera con México, particularmente la región del desierto de Arizona, ha sido justificado por el Gobierno como parte fundamental de su plan en la lucha en contra del tráfico de drogas, armas, la inmigración indocumentada y la violencia generada por los carteles.
En los últimos dos años el decomiso de dinero en efectivo ha aumentado en un 75 por ciento a lo largo de la frontera con México y también ha subido en un 31 por ciento el decomiso de drogas y un 64 por ciento el de armas de fuego.
"Vimos cómo por primera vez se justificó y se continúa justificando la criminalización del inmigrante indocumentado", finalizó la activista.