BEIJING.- Un escritor disidente chino que pasó cinco años tras las rejas señaló el miércoles que fue encarcelado injustamente y sometido a malos tratos "más allá de la imaginación de la gente".
Yang Maodong dijo que fueron falsos los cargos bajo los cuales fue encarcelado -supuestas actividades de negocios ilegales- y que sus carceleros sólo lo interrogaron sobre sus acciones a favor de la democracia, nunca sobre asuntos de negocios. "Soy inocente", expresó Yang.
"Es un caso político y me llamaron 'preso político' en los sitios donde estuve detenido. Todo esto es persecución política contra mí porque promoví la democracia", agregó.
Yang salió de prisión el martes. Fue detenido en septiembre de 2006 y condenado en noviembre de 2007.
Su liberación ocurrió en momentos en que han surgido informes sobre el supuesto maltrato que han sufrido varios blogueros, abogados y otros intelectuales chinos, que fueron detenidos a principios de este año como parte de una campaña de represión a la disidencia.
Esas detenciones estuvieron relacionadas con los temores del gobierno de que las protestas antigubernamentales en el norte de África y el Medio Oriente se extendiesen a China.
La dirección del Partido Comunista de China no tolera acción alguna que perciba como un desafío al sistema unipartidista.
A menudo los críticos son encarcelados bajo cargos vagos como los de subversión o poner en peligro la seguridad del Estado. A veces, las acusaciones tienen que ver con presuntos delitos económicos.
La Policía también recurre cada vez más a detenciones sin presentar cargos y se niega a informar a los familiares de los detenidos sobre su paradero.
Decenas de personas desaparecieron durante semanas o meses mientras estaban bajo custodia policial a inicios de febrero.
Wang Songlian, una investigadora del grupo Defensores de los Derechos Humanos de China, con sede en Hong Kong, indicó que su grupo ha escuchado relatos de maltrato de una decena de ellos.
La investigadora dijo que los detenidos han descrito palizas, interrogatorios largos y repetidos, ser obligados a permanecer sentados o en posiciones muy incómodas durante muchas horas, privación del sueño y amenazas verbales, tanto a ellos como a sus familias.