WASHINGTON.- El presidente Barack Obama dijo el jueves que tenía confianza absoluta en el secretario de Justicia Eric Holder, quien ha recibido insistentes acusaciones desde el bando republicano de que conocía la fracasada operación contra el tráfico de armas conocida como "Rápido y Furioso".
En una conferencia de prensa efectuada en la Casa Blanca, el mandatario señaló que Holder ha sido muy agresivo en perseguir judicialmente el tráfico de armas y transacciones en efectivo que dan soporte a los carteles de drogas en México.
Holder "indicó que no estaba al tanto de lo que estaba sucediendo en (el operativo) Rápido y Furioso", dijo el presidente. "Ciertamente yo no lo sabía, y pienso que tanto él como yo hubiéramos estado muy descontentos si alguien hubiera sugerido que se estaba permitiendo que pasaran armas a manos de narcotraficantes en lugar de ser decomisadas por agentes", afirmó.
El secretario de Justicia dice que se enteró a inicios de este año que se estaba utilizando tal táctica investigativa. Documentos del Departamento de Justicia publicados recientemente, que resumían en julio del 2010 muchas investigaciones para el titular de la dependencia contenían referencias a la operación "Rápido y Furioso", pero no la táctica.
El presidente señaló que Holder instruyó a la oficina del inspector general del Departamento de Justicia "que investigue qué ocurrió exactamente".
"Tengo absoluta confianza en él, y confío plenamente en el proceso para investigar quién, de hecho, fue responsable de esa decisión y cómo fue que ocurrió", agregó Obama.
Piden su renuncia
Mientras tanto, el legislador republicano Raúl Labrador pidió la renuncia de Holder.
Los documentos publicados recientemente "me han convencido que" el fiscal general "o está mintiendo o es groseramente incompetente", enfatizó Labrador.
"Rápido y Furioso" fue un operativo que se enfocó en armerías del área de Phoenix para tratar de rastrear el tráfico de armas, enfocándose en los líderes de carteles previamente inalcanzables.
No obstante, los agentes perdieron el rastro de aproximadamente 1.400 de las más de 2.000 armas que identificaron en la operación, las que probablemente terminaron en manos de delincuentes. Varias de ellas fueron recuperadas posteriormente en distintas escenas de crímenes ocurridos en México.
La operación salió a la luz pública después de que dos rifles de asalto comprados por un comprador de poca importancia que se encontraba bajo el escrutinio del operativo aparecieron en el sitio de una balacera en Arizona en la que murió el agente de control aduanal y protección fronteriza Brian Terry.