WELLINGTON.- Un equipo de rescate volvió hoy a bordo del carguero "Rena", encallado frente a las costas neozelandesas, tras varios días de tormentas, para buscar métodos que permitan terminar con los vertidos de crudo al océano, que han generado graves perjuicios en una zona costera caracterizada por abundante vida marina.
Los especialistas lograron determinar que un contenedor con cerca de 770 toneladas de aceite pesado está íntegro, pero otro recipiente dañado vertió 400 toneladas de crudo al agua.
El equipo debe ahora analizar si es posible bombear el combustible que queda en el buque, de 236 metros de eslora, que permanece detenido con una inclinación de 20 grados.
Noventa de los contenedores que transportaba cayeron al océano, aunque la mayoría fue arrastrada por las olas hasta la costa.
Las playas cercanas al accidente fueron cerradas en una extensión de 30 kilómetros, tras descubrirse grandes "galletas" de crudo en la arena.
Unos 1.500 voluntarios se preparan, mientras tanto, para afrontar las pesadas labores de limpieza en la zona costera.
El riesgo de que el desastre empeore sigue abierto, pues las autoridades detectaron algunas grietas en el carguero que podrían ampliarse hasta partirlo en dos.
El "Rena" chocó contra las rocas el miércoles en la bahía de Plenty, un paraíso para aves marinas, delfines y ballenas y que también es un reconocido destino turístico en Nueva Zelandia.