BANGKOK.- Las autoridades de Tailandia elevaron hoy a 366 el número de muertos causados por la persistente inundación de la meseta central, que afecta a varias zonas del oeste y norte de Bangkok, la capital del país.
El Centro de Operaciones para la Mitigación de las Inundaciones indicó también que la mayor parte de los canales que serpentean por la capital registraban máximos niveles de capacidad, aunque había aminorado el flujo de agua que llega desde las 28 provincias de la meseta central que continúan anegadas parcialmente.
El gobernador de Bangkok, Sukhumbhand Paribatra, señaló que era improbable que la totalidad de la capital se inunde y precisó que el mayor riesgo recae sobre siete del total de cincuenta distritos en los que está dividida la metrópoli.
Aunque el centro de Bangkok, ciudad con unos 12 millones de habitantes, ha escapado hasta ahora de las inundaciones, no está ocurriendo lo mismo con sus distritos del oeste y norte.
El jefe de operaciones de la Policía, general Pracha Prommok, informó que habían dado la orden de evacuar varios barrios adyacentes al aeropuerto de Don Muang, situado a unos 20 kilómetros al norte de la capital y que la medida afectaba a cerca de 30.000 residentes.
Al menos dos aerolíneas tailandesas de bajo coste que operan en el citado aeropuerto destinado a vuelos nacionales, anunciaron antes la suspensión de sus servicios en la terminal y el traslado de sus empleados al aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, a unos 35 kilómetros al este de la capital y que funciona con normalidad.
El principal objetivo de las autoridades tailandesas es intentar evitar que Bangkok, que aporta a la economía el 41 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), acabe anegada, como ha ocurrido con las provincias de la meseta central del país.
El número de personas damnificadas por las inundaciones, las peores ocurridas en Tailandia en el último medio siglo, asciende a 2,5 millones, incluidas 113.000 que han abandonado sus hogares, y afectan a más de nueve millones de habitantes.
Las inundaciones comenzaron a finales del pasado julio tras el desbordamiento de ríos y pantanos con el inicio de las copiosas lluvias del monzón.