Camboya se encuentra entre los países del mundo donde se registran más casos de ataques con ácido, junto a Bangladesh, Nepal y la India.
APPHNOM PENH.- El Parlamento de Camboya aprobó este viernes una nueva ley que endurece las penas de cárcel por las agresiones con ácido, tras varios años de tramitación y de reivindicaciones de grupos de apoyo a las víctimas.
La nueva normativa, que entrará en vigor una vez sea ratificada por el Senado, prevé penas de entre 30 años de cárcel hasta la cadena perpetua para los casos más graves.
Hasta ahora el código penal camboyano consideraba este tipo de agresiones como una falta por lesiones, que acarreaba sanciones de cinco años de prisión como máximo.
"Esto representa un reconocimiento formal de que la violencia con ácido ya no será aceptada en Camboya, y que los agresores deberán rendir cuentas ante la ley", resaltó Ziad Samman, director del programa de Cambodia Acid Surviors, la única organización en el país dedicada al apoyo de las víctimas.
La ley era una de las principales reivindicaciones de ésta y otras instituciones que defienden los derechos humanos y que esperan reducir este tipo de agresiones.
Otra de las demandas de estas agrupaciones es la creación de un registro de compra y venta de ácido, debido a la facilidad con la que éste se puede encontrar a bajo precio en cualquier taller mecánico, donde se obtiene a partir de las baterías de los autos.
Camboya se encuentra entre los países del mundo donde se registran más casos de ataques con ácido, junto a Bangladesh, Nepal y la India.
Según la mencionada organización, desde 1984 a la fecha se han registrado al menos 347 agresiones de este tipo, 21 de ellas durante este año. Las víctimas suelen sufrir el ataque en el rostro, que queda desfigurado. Los afectados también padecen daños psicológicos, estigma social, y afrontan problemas económicos por el elevado precio del tratamiento para recuperarse y las dificultades para conseguir trabajo.
La mayoría de los camboyanos asocia este tipo de agresiones a riñas pasionales provocadas por los celos, aunque también hay casos fruto de disputas en los negocios, robos y accidentes.