EL CAIRO.- Los colegios electorales en Egipto abrieron hoy temprano en todo el país, en el comienzo de una histórica jornada electoral que se celebra, por primera vez en más de 30 años, en ausencia del derrocado ex Presidente Hosni Mubarak.
Junto con la apertura de las mesas de sufragio se formaron largas colas en las entradas de los lugares de votación de El Cairo, en contraste con la escasa afluencia de votantes en las elecciones de las últimas décadas.
Los comicios se llevan a cabo en un país polarizado y con la violencia de las últimas semanas todavía fresca.
Nueve meses después del levantamiento popular que ocasionó la expulsión de Mubarak del poder, los manifestantes volvieron a las calles, ahora para exigir la dimisión del actual gobernante militar, Husein Tantawi, y su consejo de generales, a quienes los opositores acusan de intentar retrasar la transición.
Nueve días de enfrentamientos que dejaron más de 40 muertos incrementaron los temores de violencia durante la jornada de hoy.
La crisis política puso en duda la legitimidad del proceso, en los que se espera el triunfo de partidos islámicos, principalmente la Hermandad Musulmana, la agrupación política más poderosa del país.
"No tenemos idea por quién vamos a votar", dijo el domingo Mustafa Attiya Alí, de 50 años, un peluquero de El Cairo. "No sabemos nada de los candidatos, pero mis amigos y yo nos reuniremos en la noche y decidiremos por quién".
Tantaui garantiza "limpieza"
Los mandatarios militares de Egipto decidieron proceder con las elecciones a pesar de la nueva ola de disturbios.
Egipto no ha tenido elecciones limpias en toda su historia reciente. Los últimos comicios, efectuados hace un año bajo Mubarak, fueron fraudulentos y dieron al partido oficialista la inmensa mayoría de los escaños.
Ahora, en cambio, Tantawi prometió una elección limpia, y efectivos del Ejército y de la policía empezaron a emplazarse el domingo para proteger los miles de centros de votación.
Grupos extranjeros enviaron misiones para atestiguar el voto, pero los militares prohibieron oficialmente la presencia de observadores electorales extranjeros.
"Tengo graves preocupaciones acerca de la seguridad de las urnas de votación que se queden la noche sin ser contadas en los centros de votación", dijo Hassan Issa, un ingeniero petrolero de Alejandría. "Definitivamente van a ser manipuladas", predijo.
Una alta participación es probable que beneficie a los militares, porque el voto es una parte del plan que propusieron para transferir el poder a autoridades civiles, y que culmina con elecciones presidenciales antes de finales de junio de 2012.
Asimismo, una alta participación podría debilitar a las decenas de miles de manifestantes antimilitares, muchos de los cuales ven el voto como algo intrascendente.
También podría diluir el voto islamista, porque la mayoría de los egipcios, aunque creyentes, prefieren mantener separadas la religión y la política.
Una baja participación, en cambio, podría darle credibilidad a la creencia de los manifestantes de que el voto carece de relevancia y legitimidad y reforzaría el argumento de que las elecciones deben aplazarse hasta que los militares vuelvan a sus cuarteles.