El gobierno inglés calculó que los daños a su embajada fueron por más de un millón de libras esterlinas.
EFETEHERÁN.- La Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní estudiará un reclamo por un millón de libras esterlinas (1.555.000 dólares) presentado por el Reino Unido luego de los destrozos causados por los elementos radicales islámicos en el reciente asalto a su embajada en Teherán.
En su reunión del próximo domingo, la Comisión tiene previsto tratar el reclamo por el asalto del pasado 29 de noviembre a la legación británica, durante una manifestación estudiantil de protesta por las nuevas sanciones financieras impuestas por Londres a Irán.
El subjefe de la Comisión, Husein Ibarhimi, confirmó a la agencia oficial, IRNA, que el 11 de diciembre tratarán los sucesos del 29 de noviembre pasado y la actual situación de las relaciones con Londres, incluida la reclamación de un millón de libras. Por su parte, otro miembro de la Comisión parlamentaria iraní, Mahmud Ahmadi Bighash, también en declaraciones a IRNA, calificó de "ilusorias” las pretensiones británicas y se refirió a los daños causados a Irán y a los iraníes por el Reino Unido en el pasado.
El pasado 29 de noviembre, grupos de radicales asaltaron dos recintos de la Embajada del Reino Unido en Teherán, arrancaron y quemaron la bandera, causaron graves destrozos, rompieron y robaron documentos y mantuvieron retenidas varias horas a una veintena de diplomáticos y empleados, hasta que la Policía intervino para liberarlos. Varios edificios de la Embajada, entre ellos la cancillería, la residencia del embajador y varias viviendas de diplomáticos, quedaron arrasados por los asaltantes, quienes, entre otras cosas, destrozaron el mobiliario, desgarraron cuadros e hicieron múltiples pintadas, según fuentes británicas y de diplomáticos europeos.
Las autoridades británicas señalaron que pedirían compensaciones por esos daños, que calcularon inicialmente en más de un millón de libras esterlinas. Irán se encuentra en el centro de una tormenta internacional tras la publicación, el pasado 8 de noviembre, de un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que apunta sospechas de que su programa nuclear tiene una vertiente militar, destinada a fabricar bombas atómicas.
Ese informe, según Irán, se ha hecho con datos falsos, al dictado de EEUU e Israel, sus grandes enemigos, y Teherán niega tajantemente que tenga intención de fabricar bombas atómicas, pero también ha dejado claro que no abandonará su programa nuclear que, dice, tiene fines civiles pacíficos.
Días después de la publicación del informe, el Consejo de Gobernadores del OIEA aprobó una moción redactada por EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania en la que declaraba su preocupación por el programa nuclear iraní. Tras eso, el Reino Unido, Canadá y EEUU anunciaron nuevas sanciones financiaras contra Irán y la Unión Europea lo hizo más tarde, mientras que Rusia ha señalado que estas medidas no son legales y complican cualquier esfuerzo por entablar conversaciones con Teherán en materia nuclear.
El 27 de noviembre, Irán decidió rebajar a nivel de encargado de negocios sus relaciones con el Reino Unido y organizaciones de estudiantes islámicos radicales convocaron una manifestación el 29 de noviembre frente a la legación británica en Teherán para protestar por las sanciones, que acabó en el asalto.
El 30 de noviembre, Londres evacuó a todo su personal diplomático y cerró su legación en Irán, al tiempo que daba 48 horas a los iraníes para hacer lo mismo en el Reino Unido, con lo que las relaciones bilaterales han quedado reducidas a su nivel mínimo, pero no cortadas.