AFP
KHABARI.- El último soldado de las fuerzas estadounidenses salió de Irak a través de la frontera con la vecina Kuwait al romper el alba del domingo, mientras las tropas gritaban aclamaciones y saludos.
Sólo permanecerán en Irak 157 soldados encargados de entrenar a las fuerzas iraquíes y un contingente de infantes de marina que protegerá la embajada de EE.UU. en Bagdad.
El convoy, compuesto por 110 vehículos que transportaban a unos 500 efectivos, pertenecientes en su mayoría a la 3ª Brigada de la 1ª División de Caballería, cruzó el borde fronterizo a las 07:30 horas en Irak (01:30 en Chile).
Hace ocho años y nueve meses, las tropas estadounidenses cruzaron la frontera en sentido inverso en lo que se llamó "Operation Iraqi Freedom" (Operación Libertad Iraquí), que daría paso a la guerra más polémica de la historia de EE.UU. desde la del Vietnam, casi medio siglo antes.
El ejercito estadounidense llegó a contar con 170.000 hombres en el momento de mayor intensidad de la lucha contra la insurrección, apoyados por 505 bases militares.
"Es agradable saber que es nuestra última misión aquí. Escribimos una página de la historia, somos los últimos en marchar", declaró el soldado Martin Lamb, integrante del último convoy.
El Presidente Barack Obama adoptó la decisión de retirar definitivamente las tropas el 21 de octubre pasado.
Así finalizó la invasión lanzada por EE.UU., bajo la administración del ex Presidente George W. Bush y sin el aval de la ONU, con el fin de encontrar supuestas armas de destrucción masiva que nunca fueron halladas.
Preguntas aún sin respuesta
La ocupación estadounidense provocó entre 104.035 y 113.680 víctimas civiles en Irak, según la organización británica IraqBodyCount.
El Pentágono gastó cerca de 770.000 millones de dólares en nueve años de conflicto, tiempo en el que murieron 4.474 soldados norteamericanos, según las cifras oficiales de Washington. Otros 32.000 militares resultaron heridos.
La gran interrogante que plantearon muchos soldados durante la última fase de su retirada fue si la operación valió la pena.
El capitán Mark Askew, de 28 años de Tampa, Florida, que estuvo entre los últimos soldados en partir, dijo que la respuesta a esa pregunta dependerá en qué clase de país y gobierno llega a tener Irak dentro de unos años.
La guerra comenzó con una serie de bombardeos aéreos destinados a derrocar al luego ajusticiado ex dictador Saddam Hussein y a sus seguidores. Este domingo concluyó silenciosamente, excepto por las aclamaciones de los soldados que vuelven a sus hogares.
El difícil escenario en Irak tras la retirada estadounidense
A partir de ahora, los 900.000 efectivos encuadrados en las fuerzas iraquíes tendrán la dura labor de asegurar por sí solos la seguridad del país, amenazados por los insurgentes, especialmente los simpatizantes de la red Al Qaida, que aunque están debilitados aún tienen capacidad combativa.
También deberán impedir el renacer de las milicias y una reedición de la guerra confesional entre chiitas y sunitas que dejó miles de muertos en 2006 y 2007.
Los estadounidenses dejan un país sumido en una crisis política, tras la decisión del bloque laico Iraquiya del ex Primer Ministro Iyad Allaui de suspender a partir del sábado su participación en las labores parlamentarias.
Con esta determinación, el segundo grupo en el Parlamento, la Alianza Nacional (coalición de partidos religiosos chiitas), pretende abrir un flanco de oposición contra la política del actual jefe de Gobierno, Nuri al Maliki.
Los sunitas, denominación religiosa a la que pertenecía el ex dictador Saddam Hussein, se consideran abandonados por el gobierno de mayoría chiita y reclaman mayor autonomía en las regiones que ellos dominan, como ocurre ya con los kurdos, etnia que es otro factor clave para el futuro del país.
Pese a que Irak exporta 2,2 millones de barriles diarios, con ganancias superiores a 7.000 millones de dólares cada mes, la ciudadanía todavía enfrenta problemas en el suministro de servicios básicos como la electricidad o el agua potable.
Otros dos peligros que amenazan con provocar conflictos internos son la crisis en Siria entre sunitas y alauitas, que puede expandir sus efectos a Irak, y la influencia cada vez mayor de Irán, especialmente entre la población chiita.