SEÚL.- El nuevo líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, realizó este miércoles una nueva inspección a las tropas, la segunda de este año, en otro aparente movimiento para reafirmar su poder sobre el Ejército.
La inspección de Kim Jong-un se produjo un día antes de cumplirse un mes de la muerte de su padre, el "querido líder" Kim Jong-il, que falleció el 17 de diciembre de un infarto de miocardio, según informó hoy la agencia surcoreana Yonhap.
El sucesor, que realizó su primera inspección militar del año el 1 de enero en una división blindada, visitó ayer la Unidad 169 del Ejército, también conocida como el "Séptimo Regimiento de O Jung Hup", personaje histórico que luchó a principios de siglo contra la colonización japonesa.
Kim Jong-un, acompañado por el jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Corea del Norte, Ri Yong-ho, y otras altas autoridades militares, "devolvió el saludo al personal de servicio", al que "alentó con entusiasmo entre lágrimas de emoción", ilustró la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KCNA), citada por Yonhap.
El joven heredero, cuya edad se calcula entre 28 y 29 años, "llamó a la Unidad a ejercer adecuadamente el combate y la formación política, sin olvidar el afectuoso cuidado que Kim Jong-il dispensaba al personal de servicio", según KCNA.
Instó, además, a los militares a "estar a la altura de la profunda confianza que Kim Jong-il depositó en ellos al animarles a situarse al frente del Ejército" y les explicó "las directrices para aumentar en todos los sentidos la capacidad de combate de la Unidad".
Las dos visitas sucesivas a las tropas apuntan, según surcoreana Yonhap, a que Kim dará continuidad a la política de "el Ejército primero" aplicada por su padre, aunque la comunidad internacional sigue esperando nuevas pistas para determinar con certeza el futuro rumbo del hermético país comunista.
El Ejército Popular de Corea del Norte es uno de los más numerosos del mundo con más de un millón de soldados en activo, en un país cuya población total es de menos de 25 millones de personas.
Las Fuerzas Armadas son, además, el principal garante de la unidad interna en torno a la dinastía Kim, que conserva el mando totalitario de Corea del Norte desde su fundación hasta hoy a pesar de las graves dificultades económicas que la nación arrastra desde los años 90.