Monumento al reloj derretido de Dalí, en la capital inglesa.
AFPLONDRES.- Durante años, la estatua de bronce de Alfred Salter miró al río Támesis desde la orilla, como homenaje al médico que dedicó su vida al distrito de Bermondsey, en Londres, otrora famoso por sus niveles de pobreza y enfermedades.
El banco ahora está vacío, pues la estatua fue víctima de una ola de robos de metales que está afectando a Gran Bretaña y amenaza a obras de arte e infraestructura debido a que los ladrones buscan capitalizar los crecientes precios del sector.
Placas conmemorativas y obras de arte son agrupadas sin sentimentalismos con cables eléctricos y tapas de alcantarillas en la búsqueda por metal.
La policía dice que estos robos le cuestan a Gran Bretaña cientos de millones de libras por año y cada mes causan la muerte de dos ladrones.
En Gales, el Hospital Universitario Llandough se vio forzado a posponer más de 80 operaciones en diciembre, entre ellas a pacientes con cáncer, después de que uno de sus generadores fue robado.
En tanto, Johanna Crawshaw -el último familiar vivo de Salter-, señala que: "Fue una inspiración para mucha gente y un incansable activista por la justicia social, por eso es una vergüenza que los ladrones se hayan llevado su homenaje". Por ello, la ofendida descendiente prometió dar una recompensa a cambio de información sobre el paradero de la estatua.
Los carteles de búsqueda están pegados por todo Bermondsey, el barrio en que Charles Dickens situó a Oliver Twist, ubicado en el municipio londinense de Southwark.
El distrito también fue testigo de otro robo en diciembre, en un parque público donde sólo quedan trozos de una obra de la escultora británica Bárbara Hepworth.
Las iglesias también han sufrido el robo de memoriales de guerra hechos de metal, y el periódico británico Jewish Chronicle reportó el hurto de un memorial de bronce conmemorativo de las víctimas del Holocausto.
¿Crimen de austeridad?
El robo de cables de cobre de las vías ferroviarias ha causado miles de horas de retrasos en todo el país, mientras que el hurto de cables de electricidad deja a miles de hogares en la oscuridad.
Algunos desventurados ladrones murieron intentando robar cables eléctricos.
Desde enero del 2009, el precio de este tipo de cobre se ha duplicado en la Bolsa de Metales de Londres (LME).
Los chatarreros señalan que el pago consiste en US$5,50 por kilo de cobre, dependiendo de la calidad y el precio en el mercado ese día.
Algunos medios han calificado al robo como un oportunista "crimen de austeridad" en un momento de dificultades económicas, pero la policía apunta cada vez más a redes de crimen organizado usando técnicas sofisticadas.
Proteger al metal de los ladrones es más complicado en las áreas rurales, donde el personal policial es reducido.
La iglesia de Haworth, en Yorkshire, donde las escritoras Charlotte y Emily Bronte están sepultadas, solicitó apoyo para financiar la reparación de su techo, cuyo mal estado empeoró por los reiterados robos.
Una gran parte de la industria del desguace de metales, que mueve unos 5.000 millones de libras por año, se basa en dinero en efectivo, lo que convierte a estos robos en un negocio ideal para obtener recursos rápidamente sin dejar rastros en papel.
El Parlamento está considerando un proyecto que podría endurecer las leyes para el comercio con metales, incluyendo el fin de las operaciones en efectivo, y otorgar mayores facultades a la policía para cerrar locales sospechosos.