LA PAZ.- El Presidente boliviano Evo Morales nacionalizó 14 empresas desde que asumió el gobierno en enero de 2006, lo que le ha traído beneficios políticos y económicos a nivel nacional pero a largo plazo podría ocasionarle problemas.
"Todavía es un buen negocio político la nacionalización. Morales está disfrutando la parte dulce porque no le tocó pagar la factura que en algún momento llegará", comentó el analista político y profesor universitario Carlos Cordero sobre la nacionalización la víspera de una transportadora mayorista de electricidad de capitales españoles.
La expropiación del martes tuvo menos efecto popular que las anteriores. Según varias encuestas privadas la popularidad del mandatario ronda el 41%, muy por debajo del 69% con el que contaba al comenzar su segundo mandato en enero de 2010.
"Si bien en el corto plazo la nacionalización puede incrementar los ingresos para el Estado, en el largo plazo puede ser perjudicial. Sin inversión no hay desarrollo y se necesita un marco institucional coherente, estable y de seguridad jurídica, pero con las constantes estatizaciones Bolivia está dando señales contrarias a la inversión", dijo la privada Fundación Milenio, que realiza estudios sociopolíticos.
En Washington, el portavoz del Departamento de Estado Mike Toner dijo que el gobierno estadounidense "está preocupado" por el anuncio boliviano de nacionalizar la empresa Transportadora de Electricidad del grupo Red Eléctrica de España.
"Estas acciones contra inversionistas extranjeros realmente deterioran el clima de inversiones en Bolivia. Esa es nuestra preocupación", indicó Toner a periodistas.
Según diversos informes hasta ahora Morales expropió 14 empresas las áreas de petróleo, agua y saneamiento, telecomunicaciones, minería y del sector eléctrico, entre otras.
Con la única empresa con la que el Estado boliviano alcanzó un acuerdo compensatorio fue con la empresa de telecomunicaciones italiana ETI, a la que expropió una telefónica. Bolivia se comprometió a indemnizarla con 100 millones de dólares y asumió deudas impositivas de la empresa por más de 300 millones de dólares.
Con muchas todavía están en curso las negociaciones y al menos siete están en litigio con el Estado boliviano, entre ellas la británica Rurelec que anunció una demanda de arbitraje.
La falta de inversiones privadas es el punto más débil de la administración de Morales, según ha reconocido el propio mandatario. Un millonario proyecto minero encomendado a una siderúrgica india está paralizado y la falta de fondos ha puesto en riesgo la producción de crudo para el mercado nacional.
Morales defendió el lunes las nacionalizaciones y sostuvo que el regreso a manos del Estado del sector hidrocarburífero sacó a Bolivia de la "mendicidad". Recordó que de 673 millones de dólares que recibía el Estado en 2005 antes de la medida, pasó a recibir 2.945 millones de dólares en 2011, en buena parte gracias a los altos precios internacionales.
Una parte de esos ingresos son destinados a subsidios para sectores pobres.