TEHERÁN.- Un supuesto espía fue detenido por la unidad de inteligencia de los Guardianes de la Revolución, cuerpo especial de las Fuerzas Armadas iraníes, cerca del helicóptero del presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, informó hoy la agencia local FARS.
El arrestado "está relacionado con los servicios de espionaje de un estado árabe (que no identifica) y fue capturado en la ciudad de Sabzevar", en el noreste del país, según la agencia, que cita un comunicado de la Oficina de Relaciones Públicas de los Guardianes.
"En los interrogatorios, el detenido ha confesado que tenía vínculos con ciudadanos de un país árabe y que les trasmitió información delicada", señala la agencia, que añade que el individuo había recibido unos 9.000 dólares de esa nación.
Cuando fue detenido, el supuesto espía había traspasado la zona protegida de aterrizaje del helicóptero del presidente Ahmadineyad en su visita a la ciudad de Sabzevar, durante una reciente gira del gobernante por la provincia de Jorasan Razavi Oriental.
El arrestado disponía de un ordenador portátil y medios de transmisión que fueron requisados por los Guardianes, un cuerpo militar especial de defensa del régimen islámico.
En la operación, agrega la agencia, los Guardianes se incautaron de armas, municiones y equipo militar y de telecomunicaciones.
Irán mantiene unas relaciones inestables y en ocasiones tensas con la mayoría de sus vecinos árabes, con algunos de los cuales tiene contenciosos territoriales y también por motivos religiosos, ya que está gobernado por un sistema teocrático musulmán chií, mientras la mayoría de los árabes son suníes.
En la actualidad, las relaciones son muy tensas con Arabia Saudí, la otra potencia del golfo Pérsico, gobernada por una monarquía absoluta musulmana suní de corte radical wahabi, aliada de EEUU, el mayor enemigo de Irán junto con Israel.
Las relaciones se han enrarecido, entre otras causas, debido al apoyo de Teherán al régimen de Damasco del presidente, Bachar al Asad, su principal aliado árabe, cuyo derrocamiento promueven las autoridades de Riad, junto con otros países árabes.
Irán también apoya la revuelta en Baréin, un pequeño país insular del Pérsico con cerca de un 70 por ciento de población chií, que pide desde febrero de 2011 reformas democráticas a la monarquía suní de la familia Al Jalifa, que lo gobierna y que desde hace varias semanas tiene un plan de unión a Arabia Saudí que Teherán rechaza.
Los Al Jalifa han recibido el apoyo de tropas del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), en especial saudíes y emiratíes, para la represión de las protestas de la mayoría chií, en las que se han producido decenas de muertos y miles de heridos y detenidos.
En los últimos doce meses, los servicios secretos iraníes han informado de la detención de unos 40 supuestos espías presuntamente ligados a redes montadas por EEUU e Israel con el fin de obtener información secreta y realizar atentados y actos de sabotaje, según la agencia Fars. EFE