PARÍS.- Los ganadores y perdedores de las elecciones presidenciales del mes pasado en Francia se preparan para una nueva batalla este domingo, en la que el país vota en la primera vuelta de las elecciones legislativas que cimentarán o recortarán el poder del nuevo Presidente, François Hollande.
El partido socialista del Mandatario espera capitalizar su llegada a la presidencia para ampliar el control en el Parlamento y robar diputados del partido de centro derecha de su predecesor Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Democrático (UMP).
Pese a que ya ostenta un gran poder desde la presidencia, el líder socialista necesita la mayoría parlamentaria para implementar su programa de gobierno. Y para garantizar apoyos, Hollande ha tenido mucha cautela desde que llegó al poder. Dos encuestas conocidas esta semana le atribuyen una popularidad de entre el 58 y el 62 por ciento.
Los sondeos muestran cómo los socialistas recogen la cosecha del apoyo popular y se espera que ganen, junto a sus partidos aliados, la mayoría de los diputados en la Asamblea Nacional de 577 miembros el domingo y en la segunda vuelta el 17 de junio.
Once escaños se han reservado para los franceses que viven en el exterior y que ya votaron el pasado fin de semana.
En los lugares donde la UMP obtenga la victoria, Francia tendrá que afrontar una "convivencia" en la que presidencia y gobierno, que comparten el poder ejecutivo, estén controladas por facciones distintas, limitando así el poder del presidente.
El UMP alega que un gobierno dividido y un poder repartido es necesario para bloquear que el Partido Socialista acumule demasiado poder, con la mayoría de ciudades y regiones y del Senado ya en manos de la izquierda.
Sin embargo, la colectividad afronta también dificultades y división desde la derrota de Sarkozy y su retirada de la política.
De hecho, la batalla más dura en los dos próximos domingos no estará entre los dos grandes partidos, sino entre dos enemigos declarados: la extrema derecha y la extrema izquierda.
El Frente de Izquierda Radical de Jean-Luc Melenchon, que electrificó la campaña presidencial con sus actos masivos de campaña centrados en temas revolucionarios, ha pedido una revancha contra su mayor enemigo, la líder del Frente Nacional de extrema derecha Marine Le Pen, en la ex ciudad minera de Hening-Beaumont, en el norte del país.