BEIJING.- El cuerpo de Li Wangyang, disidente ciego que participó en las protestas de Tiananmen en 1989, fue incinerado sin el consentimiento familiar tres días después de que apareciese muerto en extrañas circunstancias en un hospital del sur de China.
El periódico South China Morning Post (SCMP) cita a amigos de Li, de 62 años, que aseguraron que la familia no había consentido la cremación y que se trata de un delito que se puede pagar con años de cárcel.
Li Fanqping, un abogado de derechos humanos en Beijing, indicó al SCMP que la policía sólo está autorizada a tomar decisiones sobre el cadáver en situaciones especiales, como durante una epidemia, pero que el caso de Li no parecía ser de tal "urgencia".
La incineración del cadáver anula la posibilidad de una autopsia independiente, tal y como pedían los parientes del fallecido, para conocer las causas de la muerte del disidente, quien, según la policía, se suicidó.
Li apareció ahorcado el pasado jueves en la habitación de un hospital de Hunan (sur), en el que recibía tratamiento médico y donde era vigilado por las autoridades chinas, sobre todo los días previos al 23 aniversario de la masacre, el pasado lunes.
El cuñado de Li, Zhao Baozhu, señaló aquel entonces que no creía que se hubiese suicidado. "Los días anteriores estaba muy normal", aseveró, añadiendo que abogados amigos del disidente que trataron de ir al hospital y averiguar más sobre el caso recibieron órdenes -sin especificar de quién- de no hacerlo.
Por su parte, un amigo del disidente, Yin Zheng An, tampoco creyó la hipótesis del suicidio, según declaró, "porque poco antes pidió a su hermana que le consiguiera unos audífonos".
Yin agregó que, si bien antes del aniversario de la protesta (el pasado lunes, 4 de junio), tres policías cuidaban la habitación de su amigo, el día del aniversario de la masacre el número ascendió a diez.
El fallecido fue uno de los primeros activistas de derechos humanos que clamó por el establecimiento de uniones independientes en China, llegando a formar, en 1989, la Unión Autónoma de Shaoyang, en la provincia sureña de Hunan, su tierra natal.
Debido a su participación en el Movimiento Democrático de 1989, Li fue condenado a once años de prisión, donde fue sometido a torturas que lo dejaron ciego, con dificultades para escuchar y para caminar.
Ya en libertad, en 2001, el disidente dirigió una manifestación en protesta de la falta de compensación y tratamiento médico del Gobierno chino tras sufrir torturas y otras vejaciones, y pidió ayuda a la comunidad internacional.
Después de su protesta, las autoridades chinas lo sentenciaron a otros diez años de cárcel por "incitar a la subversión del estado" y a cuatro años de privación de sus derechos políticos, lo que le convirtió en uno de los presos políticos con más años de condena en China por los sucesos del 4 de junio.