Musulmanes de la etnia Rohingya que tratan de huir de la violencia lloran desconsoladamente al negárseles el acceso al vecino Bangladesh.
AFP
RANGÚN.- La
violencia sectaria que enfrenta a comunidades budistas y musulmanas en el oeste de Myanmar (Birmania) siguió expandiéndose en la última jornada, con más de 80 víctimas fatales, según antecedentes de autoridades de gobierno.
El conteo más reciente ascendía a 71 personas asesinadas, pero se sumaron diez musulmanes linchados a principios de mes por una multitud furiosa que quería vengar la violación y asesinato de una mujer. El antecedente fue verificado en las últimas horas.
El estado de emergencia fue decretado el 10 de junio en todo el estado de Rakhin, pero la medida no ha sido suficiente para restaurar la seguridad en la región.
Los restos de ocho budistas fueron descubiertos el miércoles en la ciudad de Yathedaung, donde otras dos personas están desaparecidas, dijo un funcionario gubernamental que no se identificó.
Un habitante de Sittwe, capital del estado de Rakhin (antiguo Arakán) confirmó que los enfrentamientos continúan. "La gente no duerme en la noche porque teme por su seguridad", señaló a través del teléfono.
Los jefes de la minoría de los rohingyas, uno de los componentes de la comunidad musulmana de la región, denuncian que el balance de fallecimientos es más alto que el indicado por los medios oficiales.
Los 800.000 miembros de la etnia de religión islámica, confinados al norte del estado, no son reconocidos por el régimen que gobierna el país y son considerados "apátridas". También enfrentan intensa hostilidad de la población budista mayoritaria.
Los rohingyas son considerados por la ONU como una de las minorías más perseguidas del mundo en la actualidad.
Myanmar experimenta en los últimos meses una cautelosa apertura política emprendida por el actual Gobierno tras varias décadas de gobierno militar que aisló al país.
