MONTEVIDEO.- La irrupción de movimientos juveniles en Latinoamérica debe ser aprovechada para canalizarlos lo mejor posible, en una región en la que se repiten los errores de políticas públicas y en la que hay que invertir más y mejor en la juventud, evaluaron expertos de Unesco.
"Más de la mitad de la población actual tiene menos de 25 años (...) sin embargo, es el sector que está sufriendo las consecuencias más grandes de bajos salarios y desempleo", aseguró Jorge Grandi, director regional de Ciencia para América Latina y el Caribe de la Unesco, en un encuentro con agencias internacionales con motivo del Día Mundial de la Juventud que se celebra el domingo.
"Se necesitan medidas urgentes desde todos los ámbitos, con un riesgo enorme de crear una generación perdida", advirtió. "Tenemos que hacer que los jóvenes participen más en los procesos de decisión", añadió.
El movimiento estudiantil de Chile, "Yo soy 132" de México, los grupos de jóvenes en Brasil, la participación de jóvenes en los movimientos indígenas y campesinos en los países andinos, o las pandillas juveniles en Centroamérica, que son vistas como un mecanismo de resistencia, son algunos ejemplos de la emergencia de un fenómeno nuevo, que si bien se manifiesta de formas diferentes en la región, tiene elementos en común.
"Actúan en una sociedad compleja y por lo tanto ellos mismos son portadores de esa complejidad política y social", aseguró Julio Carranza, Consejero Regional para America Latina y el Caribe de Unesco.
En tanto, para Ernesto Rodríguez, director del Centro Latinoamericano sobre Juventud, "hay mucha evidencia que desmiente categóricamente lo de los jóvenes apáticos".
"Pareciera haber un reflujo muy grande respecto a lo que fueron los años 90 o principios de este siglo, ahora hay un protagonismo juvenil importantísimo en todas partes", destacó.
"Esta irrupción tiene que ser aprovechada para tratar de canalizarla lo mejor posible. Y poder interpretarla lo mejor posible", añadió.
Recursos insuficientes y mal dirigidos
Pese a que representan más de la mitad de la población, las políticas sociales no apuntan a los jóvenes, y cuando lo hacen no tienen mucho éxito.
"Nos hemos dedicado a crear institutos de la juventud, casas de la juventud, que han aislado más que integrado a los jóvenes", enfatizó Rodríguez. "No hay que pensar en espacios específicos, tienen que participar en espacios reales con adultos, eso ha dado mejores resultados".
Además, los recursos no son suficientes. En ese sentido, comparó que mientras la OCDE invierte montos similares en la población menor de 30 y la mayor a esa edad, en la región solo el 20% de los recursos se destina a los menores de 30 años.
"Y la mayor parte de los recursos se da en jóvenes integrados, va a universidad públicas", a donde llegan solo los jóvenes de clase media y alta, indicó.
También la mayoría de los programas de transferencias condicionadas -que implican dar dinero a las familias para que sus hijos estudien y que se han aplicado en los últimos años en la región- se centran en familias con hijos en edad escolar, dejando fuera a los estudiantes de secundaria.
"Cambiar la distribución de los recursos es muy difícil", admitió.
Entre las políticas con impactos positivos en la región destacó no obstante la ley del concejal joven en Perú, el Consejo nacional de la juventud de Brasil o el Programa Avancemos de Costa Rica.
En la misma línea se pronunció Alejo Ramírez, secretario general de la Organización iberoamericana de juventudes (OIJ), indicando que "falta invertir más y mejor en materia de juventud".
Es necesario "invertir en las políticas publicas que han mostrado mejoras cuantitativas y cualitativas en torno a los jóvenes y dejar algunos temas que por muy interesantes que puedan sonar no han dado los mejores resultados", sostuvo. "Los errores se repiten uno tras otro".
Entre otros desafíos está luchar contra la estigmatización que los jóvenes sufren en los medios -donde suelen estar asociados a la violencia, la droga o la deserción escolar- o los desafíos en materia penal, añadió.
La OIJ iniciará a fin de mes en 21 países la primera Encuesta Iberoamericana de Juventudes, que busca saber cómo son y qué piensan los 150 millones de jóvenes de Iberoamérica.
Además, en noviembre habrá un seminario regional en Lima dedicado a la importancia de los nuevos movimientos juveniles y estudiantiles en Latinoamérica, al tiempo que en febrero de 2013 el Foro de Ministros de Desarrollo Social de América latina tendrá como tema central la violencia juvenil en Centroamérica.