BEIJING.- Japón y Corea del Norte iniciaron este miércoles en Beijing sus primeros contactos en cuatro años con miras a solucionar varios asuntos sensibles que siguen impidiendo la normalización de las relaciones entre los dos países.
Este primer diálogo, confirmado por la cancillería japonesa, sirve para preparar la agenda de futuras negociaciones.
Un responsable de alto rango dirige la delegación nipona en estas conversaciones que se llevan a cabo en la embajada de Japón de la capital china y que durarán al menos un día.
"Hay varios asuntos pendientes entre Japón y Corea del Norte (...) y hemos decidido llevar a cabo negociaciones intergubernamentales", declaró a mediados de agosto el portavoz del Gobierno nipón Osamu Fujimura.
"Trabajamos con la idea de saldar el pasado lamentable y restaurar relaciones normales" precisó Fujimura, antes de agregar que Tokio había informado a Seúl y a Washington de esta iniciativa.
El contacto parece haber sido restablecido entre Japón y Corea del Norte tras un encuentro entre la Cruz Roja de ambos países, en el que las dos asociaciones se pusieron de acuerdo para trabajar en la repatriación de los restos de los soldados japoneses muertos en el norte de la península coreana al final de la Segunda Guerra Mundial.
Este encuentro Tokio-Pyongyang podría significar una ligera en el ánimo de ambos países, que no tienen relaciones diplomáticas y sus lazos suelen estar jalonados por las tensiones, e incluso la hostilidad.
Sin embargo, el camino es largo. El miércoles, según la agencia oficial norcoreana "KCNA", dos comités de jóvenes y estudiantes reprocharon a Japón que "prosiga su política de agresión imperialista".
Tokio "se comporta de forma arrogante, a la espera de una ocasión para invadir de nuevo (la península coreana), lejos de presentar sus excusas y reparar sus crímenes pasados", agrega "KCNA".
El último encuentro entre representantes gubernamentales japoneses y norcoreanos remonta a 2008. Tokio había anunciado entonces que Pyongyang aceptaba reabrir una investigación sobre la suerte de los japoneses secuestrados por Corea del Norte en los años 1970 y 1980 para enseñar la lengua y la cultura niponas a los agentes norcoreanos.
Este asunto es uno de los principales obstáculos para la normalización de las relaciones bilaterales, marcadas también por la ocupación japonesa de Corea entre 1910 y 1945.