MOSCÚ.- La oposición rusa logró reunir a decenas de miles de personas este sábado en Moscú para participar en una nueva marcha contra el presidente Vladimir Putin, pero la movilización disminuye cuatro meses después del regreso al Kremlin del ex agente del KGB.
Al menos 40 mil personas, según una estimación independiente, participaron en esta manifestación cuya columna avanzó por la avenida Sajarov, que lleva el nombre del físico y disidente soviético.
Una convocatoria honorable si se tiene en cuenta que numerosos observadores pronosticaban la desaparición del movimiento tras la llegada del verano.
Pero la participación es inferior a la de las grandes manifestaciones del invierno pasado, cuando el anuncio de la candidatura de Putin para un nuevo mandato y la denuncia de fraudes masivos en las legislativas de diciembre, en las que se impuso el partido en el poder Rusia Unida, provocaron el nacimiento de una ola de protesta sin precedentes en el país en la última década.
La policía estimó por su lado en 14 mil la cantidad de manifestantes en la capital rusa, mientras que el líder del Frente de Izquierda, Serguei Udaltsov, afirmó que eran 150 mil los presentes en el mitin.
Alexei Navalny, el más carismático de los líderes de la oposición, que hacía gritar a la multitud hace unos meses los eslóganes más radicales, pidió a los opositores que se preparen a una larga lucha y que participen en las manifestaciones como si fuesen "al trabajo".
"Todo lo que pedimos es simplemente la libertad, nada más que la igualdad, la dignidad humana", lanzó desde el atril.
"Nadie más nos dará libertad. La esperanza y la perseverancia nos dará la victoria", agregó este abogado liberal con conocidos lazos en los sectores nacionalistas. La justicia rusa inició en julio una querella en su contra por malversaciones, que niega, que lo podrían llevar a prisión por 10 años.
Otra figura de la oposición rusa, pero del otro lado del abanico ideológico, Serguei Udaltsov, líder del Frente de Izquierda, llamó a los manifestantes a tomar "el control de la calle".
"¡No partiremos!", lanzó.
Frente a estos dos responsables de la oposición, la multitud mezclaba banderas rojas de los comunistas con carteles con consignas liberales o los colores de la Rusia imperial de los nacionalistas.
Algunos manifestantes también tenían carteles que pedían por la liberación de las jóvenes integrantes del grupo punk Pussy Riot, condenadas en agosto a dos años de internación por una "oración punk" contra Putin en la principal catedral de Moscú.
La variopinta composición de la manifestación ilustra la dificultad de este movimiento, que se reagrupa esencialmente detrás del eslogan de una "Rusia sin Putin", para dejar de lado sus divisiones.
En una resolución común, los líderes del movimiento exigieron elecciones legislativas y presidenciales anticipadas, pero también medidas sociales como la congelación de las tarifas en fuerte alza de los servicios públicos comunales y el respeto de los derechos sindicales.
El ex diputado Guennadi Gudkov, que la víspera fue suspendido de su mandato parlamentario (oficialmente por actividades comerciales incompatibles con su función aunque según él por su participación en las manifestaciones de la oposición), denunció desde la tribuna el endurecimiento del régimen.
También hubo manifestaciones en otras ciudades del país, con una participación menor: 2.500 personas en San Petersburgo y unas decenas en Vladivostok.