PUERTO PRÍNCIPE.- Miles de simpatizantes del expresidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, que regresó a su país en 2011 después de siete años de exilio en Sudáfrica, se manifestaron sin incidentes el domingo en Puerto Príncipe en contra del gobierno y el costo de vida.
Los manifestantes marcharon por las calles de Puerto Príncipe el domingo, a 21 años del golpe de Estado militar de 1991 que derrocó a Aristide, exiliado primero en Venezuela y luego en Washington y presidente otra vez de 1994 a 1996 y de 2001 a 2004.
"No, nunca más un golpe de Estado. Queremos un Estado democrático en Haití", gritaban los manifestantes.
"Los autores del golpe de Estado están ahora en el poder", dijo un joven que no quiso dar su nombre.
Los partidarios de Aristide, que volvió a Haití en 2011 después de siete años de exilio en Sudáfrica tras ser derrocado en 2004 por otro levantamiento popular, protestaron por los altos precios y criticaron la política del actual presidente Michel Martelly.
"El presidente Martelly se debe ir, no hace nada para mejorar las condiciones de vida de la población", afirmaban grupos de jóvenes provenientes de los barrios pobres de la capital, blandiendo una tarjeta roja.
La marcha se dispersó a pocos metros del palacio presidencial, en ruinas tras el terremoto en Haití en 2010, donde la policía haitiana respaldada por fuerzas de paz de la ONU había instalado barricadas para impedir el acceso a los manifestantes.
Desde hace dos semanas, se realizan manifestaciones en algunas regiones del país contra el alto costo de vida y el aumento del precio de los alimentos en Haití.
El jueves, miles de personas salieron a las calles de la segunda ciudad más grande de Haití, Cabo Haitiano.
Los manifestantes atacan la política económica del gobierno y critican al jefe del Estado, que según ellos, no cumplió sus promesas de campaña.
El gobierno haitiano sigue sufriendo las consecuencias del terrible terremoto del 12 de enero de 2010, que mató a unas 200.000 personas, destruyó la capital Puerto Príncipe, y dejó a cientos de miles de damnificados, muchos de los cuales siguen viviendo en campamentos de refugiados.