Gobierno francés dividido en torno a la despenalización del cannabis

PARÍS.- El ministro francés de Educación, Vincent Peillon, suscitó una polémica al proponer un debate sobre la despenalización del cannabis, desatando la indignación de la oposición de derecha y poniendo en difícil situación al primer ministro Jean-Marc Ayrault.

El ministro de Educación, que pertenece al ala izquierda del Partido Socialista francés en el poder, estimó el domingo por la noche durante una emisión denominada "Todos políticos" (organizada por la emisora France Inter, el diario Le Monde y la AFP) que la despenalización del cannabis podría ser un medio para luchar contra el tráfico de droga que gangrena los suburbios populares, y expresó su deseo de que se debata al respecto.

"La cuestión está planteada, y yo deseo que se pueda avanzar serenamente" en ese debate, dijo Peillon.

El jefe de gobierno contradijo el lunes a su ministro de Educación, pero nada pudo acallar las críticas de la oposición de derecha sobre la "cacofonía" del equipo gubernamental.

El Presidente François Hollande había descartado ya la hipótesis de la despenalización, defendida por diversas personalidades de izquierda y planteada ya en junio pasado por la ministra de Vivienda, la ecologista Cécile Duflot.

François Fillon, ex primer ministro de Nicolas Sarkozy y uno de los principales dirigentes del partido de derecha UMP, estimó el lunes que las declaraciones de Peillon son "irresponsables y peligrosas".

Fillon ironizó al mismo tiempo sobre la "cacofonía gubernamental", afirmando que es una prueba del "amateurismo" del gobierno.

Jean-François Copé, secretario general de la UMP, intimó a François Hollande a "zanjar" el debate inmediatamente.

La respuesta vino del primer ministro. "No habrá despenalización del cannabis", afirmó en un comunicado.

Y poco después, durante un desplazamiento al oeste de Francia, Ayrault recalcó que "los ministros deben concentrarse en su misión" y "defender la política de su ministerio y la política del gobierno, y nada más".

Peillon atenuó su posición el lunes por la mañana, explicando que la misma remitía a una "reflexión personal" y no "contravenía la solidaridad total" con el gobierno”. "No hay pues lugar a una polémica", afirmó.

Esta polémica cae en mal momento para François Hollande, cuya popularidad ha bajado. Según un reciente sondeo, sólo el 41% de los franceses aprueba su acción, cuando el porcentaje era de 47% hace un mes, de 56% en julio y de 63% en junio.

Para el primer ministro el momento es aún peor. Ayrault se ve fragilizado por varias notas discordantes en el equipo gubernamental sobre temas delicados, como la energía nuclear, y es acusado de no tener suficiente autoridad sobre sus ministros.